El síndrome de burnout, o agotamiento laboral, es un fenómeno cada vez más visible en las sociedades modernas. Este síndrome se caracteriza por un estado de agotamiento físico, mental y emocional debido a la exposición prolongada a factores de estrés laboral.
Si bien puede afectar a cualquier persona, en las mujeres, el impacto del burnout se amplifica por las desigualdades de género. Además a esto se suma la sobrecarga de tareas asociadas al trabajo no remunerado en el hogar.
El síndrome de burnout se relaciona con el agotamiento laboral
El síndrome de burnout está estrechamente vinculado con la sensación de sobrecarga y falta de recursos para enfrentar las demandas diarias. Este agotamiento emocional se ve agravado en las mujeres debido a los roles tradicionales que las colocan como principales responsables del cuidado del hogar y la familia. Incluso cuando tienen empleos remunerados.
La doble jornada —laboral y doméstica— no solo incrementa los niveles de estrés, sino que limita el tiempo disponible para el autocuidado y el descanso.
Según un artículo publicado por la Universidad Libre de Colombia, la inequidad en la distribución de las tareas del cuidado y el trabajo doméstico contribuye al burnout en mujeres.
A pesar de los avances en materia de igualdad de género, las mujeres siguen asumiendo el 76% de las tareas domésticas y de cuidado en América Latina, según datos de la CEPAL. Esta carga desproporcionada genera un ciclo de agotamiento físico y emocional, donde las mujeres sienten que no pueden cumplir con las expectativas en ninguno de sus roles.
La investigación subraya cómo las mujeres enfrentan condiciones laborales marcadas por la precariedad, la falta de reconocimiento y el acoso, lo que intensifica el riesgo de padecer burnout.
Además, muchas mujeres sienten la presión de demostrar su valía en un entorno que históricamente ha favorecido a los hombres. Esto las lleva a trabajar más horas y a sacrificar tiempo personal, exacerbando el agotamiento.
Tiene consecuencias en la salud mental y física
El síndrome de burnout en mujeres no solo tiene consecuencias en su salud mental, como depresión y ansiedad, sino también en su salud física, manifestándose en trastornos del sueño, problemas cardiovasculares y enfermedades gastrointestinales. Asimismo, el agotamiento repercute en las relaciones personales, afectando su capacidad de mantener vínculos saludables con su entorno.
Es fundamental que las soluciones al burnout incorporen un enfoque de género. Esto implica políticas públicas que promuevan la equidad en la distribución de las tareas del hogar. Además de la implementación de medidas de conciliación laboral y familiar, y programas de sensibilización sobre la importancia del autocuidado. Finalmente, las empresas deben garantizar condiciones laborales justas y libres de violencia de género, reconociendo las necesidades específicas de las trabajadoras.
El síndrome de burnout en mujeres no puede entenderse sin considerar las desigualdades estructurales que enfrentan. Abordarlo requiere una visión integral que combine cambios estructurales y acciones individuales para garantizar la salud y el bienestar de las mujeres en todos los ámbitos de su vida.