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El embarazo es una etapa de grandes cambios físicos y emocionales. Sin embargo, para las mujeres que viven con síndrome de quilomicronemia familiar (FCS, por sus siglas en inglés), este periodo puede representar un reto médico complejo debido al riesgo elevado de complicaciones graves, como la pancreatitis aguda, potencialmente mortal si no se detecta y trata a tiempo.
¿Qué es el síndrome de quilomicronemia familiar?
El FCS es una enfermedad genética rara que impide al organismo metabolizar adecuadamente los triglicéridos. Esto da lugar a niveles extremadamente altos de estas grasas en la sangre, lo que incrementa el riesgo de desarrollar pancreatitis. Aunque la enfermedad puede manifestarse en cualquier etapa de la vida, durante el embarazo los riesgos se intensifican.

“Durante el segundo y tercer trimestre del embarazo, es normal que aumenten los triglicéridos. Pero en mujeres con quilomicronemia familiar, este incremento puede multiplicarse de forma peligrosa, elevando el riesgo de inflamación del páncreas, una condición que puede poner en riesgo la vida tanto de la madre como del bebé”, explica la Dra. Eliana Mateus, médica especialista en enfermedades metabólicas.
Síntomas y complicaciones
El síndrome de quilomicronemia familiar se caracteriza por síntomas como:
- Dolor abdominal recurrente
- Vómitos
- Xantomas eruptivos (erupciones rojizas por grasa bajo la piel)
- Fatiga y confusión mental
- Agrandamiento del hígado y bazo
La pancreatitis aguda asociada a FCS es una complicación severa y, durante el embarazo, puede pasar desapercibida al confundirse con otras afecciones abdominales, retrasando el diagnóstico y tratamiento adecuado.

Abordaje médico durante el embarazo
Según especialistas, las mujeres embarazadas con FCS requieren seguimiento multidisciplinario, incluyendo ginecología, nutrición clínica, endocrinología y medicina interna.
“El manejo terapéutico incluye una dieta estricta que limite el consumo de grasas a menos de 20 gramos diarios. Esta dieta debe estar balanceada con vitaminas, minerales y ácidos grasos esenciales según cada trimestre del embarazo”, subraya la Dra. Mateus, quien recomienda además crear planes alimentarios personalizados para facilitar la adherencia a estas recomendaciones.
Recomendaciones para mujeres embarazadas con síndrome de quilomicronemia familiar
- Consultar con un equipo médico especializado desde la planificación del embarazo.
- Controlar los niveles de triglicéridos regularmente, especialmente a partir del segundo trimestre.
- Seguir una dieta baja en grasa, guiada por un nutriólogo con experiencia en enfermedades metabólicas.
- Evitar el consumo de azúcares simples y alcohol, que pueden agravar los niveles de triglicéridos.
- Monitorear signos de pancreatitis (dolor abdominal intenso, náuseas, fiebre) y acudir al médico de inmediato si aparecen.
Importancia del diagnóstico temprano
Aunque se estima que esta enfermedad afecta a menos de 1 en 300 mil personas, el diagnóstico precoz puede hacer una gran diferencia en la calidad de vida. De ahí la importancia de que tanto médicos como pacientes conozcan esta condición, especialmente en el contexto de un embarazo.
“El conocimiento del FCS es clave para prevenir complicaciones severas. En mujeres embarazadas, la vigilancia estrecha y un plan de manejo individualizado pueden marcar la diferencia entre un embarazo de alto riesgo y uno exitoso”, concluye la Dra. Mateus.