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Aunque suena como algo reciente, el herpes zóster no es nuevo. De hecho, ha estado presente desde hace más de un siglo. Lo que sí es novedoso es que hoy se habla más sobre sus efectos y sobre la posibilidad de prevenirlo.
Y es que casi nadie se salva: el 99% de los adultos de 50 años en adelante ya tiene en su cuerpo el virus que lo provoca, el varicela-zóster, aunque la mayoría ni siquiera lo sabe.
“El virus permanece dormido en nuestro sistema nervioso desde que tuvimos varicela, y puede reactivarse en cualquier momento, sin previo aviso”, explica la Dra. Gloria Huerta, gerente médico Sr. de Vacunas en GSK México.
Cuando eso sucede, se manifiesta como herpes zóster, también conocido como “culebrilla”, y aparece como una erupción con ampollas dolorosas que pueden afectar el pecho, el abdomen o incluso el rostro. Pero lo más incómodo no siempre es lo visible: el dolor puede comenzar antes de que la erupción aparezca y quedarse incluso después de que desaparece.

¿Por qué vuelve a activarse el virus?
A medida que envejecemos, nuestras defensas naturales disminuyen. Es un proceso normal llamado inmunosenescencia. Esta caída en la inmunidad hace que el virus reaparezca y que los síntomas se vuelvan más intensos o duraderos.
Y aunque el herpes zóster puede parecer pasajero, una de sus complicaciones más temidas es la neuralgia posherpética (NPH): un dolor crónico en la zona afectada que puede durar meses o incluso años. “Este dolor puede limitar la movilidad e independencia de las personas, impactando su calidad de vida”, señala la Dra. Huerta.
¿Se puede prevenir?
¡Sí! Aunque no se puede saber con certeza cuándo se activará el virus, la vacuna contra el herpes zóster es una herramienta clave para prevenirlo y evitar sus complicaciones.
“La vacunación es la mejor forma de protegernos, especialmente en personas mayores o con condiciones de salud específicas. No hay que esperar a tener síntomas para actuar”, enfatiza la especialista de GSK México.
¿Desde cuándo se conoce esta enfermedad?
Desde hace mucho. A mediados del siglo XIX, los médicos comenzaron a diferenciar la varicela de la viruela, y ya en el siglo XX descubrieron que el virus podía quedarse “escondido” en el cuerpo y reactivarse años después. Fue entonces cuando confirmaron que el mismo virus de la varicela también causa el herpes zóster.

Así que no es una enfermedad nueva, pero sí una de la que se habla poco, y eso puede poner en riesgo a quienes no la conocen.
El herpes zóster puede aparecer sin avisar y dejar molestias duraderas. Por eso, informarse, consultar al médico y considerar la vacunación son pasos clave para mantener la calidad de vida después de los 50.
Como recuerda la Dra. Gloria Huerta: “Prevenir es vivir con libertad y tranquilidad. Vacunarse es una forma de cuidarse a tiempo”.
Si quieres saber más, visita: www.conoceherpeszoster.mx