Un grupo científico del Cinvestav, encabezados por Rossana Arroyo Verástegui diseñó una prueban de diagnóstico rápida y de bajo costo para detectar la tricomonosis, enfermedad de transmisión sexual que afecta cada año a 140 mil personas en el país.
La investigadora adscrita al Departamento de Infectómica y Patogénesis Molecular del Cinvestav precisa que la tricomonosis es una infección de transmisión sexual que tiene como principal síntoma la vaginitis, cervicitis o uretritis y en el caso del hombre prostatitis.
Se trata, dice, de una enfermedad crónica, que si bien no es mortal, sí puede generar problemas mayores, dado que una persona con una infección crónica puede presentar infertilidad, partos prematuros o tener hasta 5 veces más posibilidades de infectarse con el VIH Sida.
Inclusive, agrega la investigadora, la tricomonosis es un factor de riesgo para el cáncer cérvico-uterino en el caso de la mujer y cáncer de próstata en el caso del hombre.
En el mundo la tricomonosis se considera como una de las infecciones de transmisión sexual más comunes, el problema en México es que como la enfermedad presenta pocos síntomas no se encuentra dentro del Sistema de Vigilancia Epidemiológico, porque era considerada una infección de poca importancia ya que no causa muertes.
Conforme los estudios han avanzado se ha visto que la infección puede generar otras enfermedades graves y entonces ya se le empieza a considerar como un problema de salud pública; otro inconveniente es que hasta un 50% de los pacientes no saben que padecen la enfermedad, por lo tanto “se requería de una metodología nueva, que permitiera detectar a las personas asintomáticas para darles un tratamiento adecuado”, sostiene la científica.
La investigación consiste en buscar nuevos marcadores para utilizarlos en el diagnóstico de la Tricomonosis. El kit de pruebas rápidas en el que trabajan los científicos, es un sistema de reacciones inmunológicas, donde se extrae sangre a la persona para buscar anticuerpos que reconozcan estos marcadores.
Los marcadores ya se tienen identificamos y clonamos los genes, para después producirlos en bacterias y purificarlos para ser usados. El sistema consiste en hacer inmunoreacciones con los biomarcadores para que al contacto del suero con algunos reactivos produzcan un cambio de color cuando hay positividad”; explica Arroyo Verástegui.
Los costos son bajos porque producir los antígenos recombinantes en bacterias es de lo más económico, lo más costoso es la purificación, pero las cantidades que se ocupan por muestra son bajas; entonces, el gasto en la purificación de grandes de cantidades de la proteína o del marcador se contrarresta por las bajas cantidades que se requieren para la prueba.
El resultado de la prueba saldría el mismo a día, a diferencia del cultivo que es “el estándar de oro”, que puede llevar hasta 10 días para el diagnóstico; es una prueba más rápida y más económica; el ahorro también se presenta por la detección de la enfermedad a tiempo.
Se propone que la prueba pudiera adoptarse en todos los sistemas de salud del país incorporándola al cuadro básico de diagnóstico de medicina preventiva, como el Papanicolaou. Además, “gracias al apoyo de los hospitales General y Juárez de México, tenemos muestras frescas con las que hemos verificado el funcionamiento de los marcadores para el diagnóstico rápido, ahora estamos la etapa de validación”, señala Rossana Arroyo.
Los investigadores tienen la idea de extender sus estudios hacia Latinoamérica porque en varios países del área también sufren la enfermedad y ya establecieron contacto con la Universidad Cayetano Heredia de Perú que les ofreció un banco de muestras para trabajar con él y comprobar la eficiencia, rendimiento y sensibilidad del sistema.
En este momento los investigadores tienen en proceso 4 patentes ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) y al conseguirlas empezaría la fase de la trasferencia tecnológica mediante la comercialización o el licenciamiento de su método de diagnóstico.