El consumo de sustancias como el tabaco y el alcohol está aumentado de manera notable entre la población femenina. El número de consumidoras de ambas sustancias se sitúa en una proporción similar a la de los consumidores masculinos. Los números varían según el rango de edad, pero las jóvenes son quienes más las ingieren.
Las influencias que nos acercan al consumo de alcohol y tabaco son muy variadas: el imaginario las relaciona con una serie de atributos, tales como facilitador de la comunicación, independencia, autonomía, modernidad, igualdad con el varón, etcétera. A veces es por mera imitación de amigos o familiares en una búsqueda de identificación. Ansiedad, depresión, inseguridad e insatisfacción personal son otros de los factores relacionados.
Es común escuchar que el alcohol provoca cirrosis y el cigarro cáncer, pero no sólo eso. La lista de problemas de salud asociados con ambas sustancias, es mucho más amplia, por ejemplo en cuanto el sistema circulatorio, el alcohol genera:
•Hipertensión
•Miocardiopatía alcohólica: consiste en la dilatación y aumento del tamaño del corazón que provoca insuficiencia cardiaca.
•Arritmias: taquicardias transitorias, fibrilación auricular y bloqueos de la conducción eléctrica en el músculo cardiaco.
Además de anemia, alteraciones en la coagulación, gastritis, ulcera péptica (desgaste o corrosión del revestimiento del estómago y de la primera parte del intestino delgado) reflujo gastroensofágico (los alimentos o líquidos que consumimos se devuelven del estómago hacia el esófago) polineuropatía alcohólica (afectación de los nervios periféricos), ambliopatía tóxica (problemas de visión), etcétera.
En cuanto al tabaco, es el factor más importante para padecer enfermedades en las arterias coronarias, así como para sufrir trastornos circulatorios cerebrales. Aumenta la presión arterial y el pulso, favorece la formación de trombos y su desprendimiento, así como el endurecimiento de las arterias. La sangre se contamina con monóxido de carbono que impide la correcta oxigenación celular. También está directamente relacionado con la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), bronquitis crónica y enfisema además de cáncer de pulmón.
Por si esto fuera poco, la mujer que fuma suele presentar una menopausia precoz. La baja de estrógenos predispone a una serie de enfermedades como osteoporosis, cardiopatía coronaria o resistencia a la insulina. Además, se ha relacionado un mayor riesgo de formación de coágulos o trombos en los vasos sanguíneos, cuando se usan anticonceptivos orales y tabaco.
Si sabemos todo esto entonces ¿por qué seguimos consumiéndolos? porque en mayor o menor medida generamos dependencia, ya sea psicológica o fisiológica. Los científicos explican que los cambios bioquímicos que suceden en el cerebro son los responsables de la compulsión observada en los episodios de uso descontrolado, así como de muchas de las perturbaciones cognitivas propias de la adicción.
Por fortuna la ciencia médica y la farmacología han desarrollado medicamentos que ayudan a desprenderse de estos hábitos. El priorizar nuestra salud, el apoyo de los especialistas y de nuestro círculo de seres queridos, son factores importantes para lógralo.
[[Para saber más:
Vendrell Covisa, Javier. El médico en casa. Coedición Diana-LIBSA, Madrid, 2003.
http://www.inegi.gob.mx/inegi/contenidos/espanol/prensa/Contenidos/estadisticas/2007/tabaco07.pdf
http://www.adiccioneslatino.com/enfermedad.html
http://archpsyc.ama-assn.org/content/vol63/issue9/index.dtl
http://sinais.salud.gob.mx/mortalidad/tabs/m_016.xls]]