Son alrededor de las 10 de la noche del 2 de septiembre de 2005. De pronto, sin ningún aviso previo, una gran cantidad de líquido comienza a salir de entre mis piernas, como si me estuviera orinando y no lo pudiera evitar. Es “la fuente” que se rompió. Según mi último ultrasonido, Mateo nacería alrededor del 24 de ese mes, pero se adelantó y el trabajo de parto ha comenzado. Paso toda la noche con mi esposo ayudándome a contar el tiempo en cada contracción y a practicar lo que aprendimos en el curso de parto psicoprofiláctico. A las 11:31 de la mañana, en el hospital Trinidad, nace mi primer hijo, por parto vaginal y sin ningún tipo de anestesia o bloqueo.
¿Pero por qué parir así? Estás loca, qué necesidad tienes de sufrir los “dolores”, me decían amigas y familiares. En principio, porque parto y contracciones no son sinónimo de dolor. Como decía la Dra. Egle Stoopen, pionera en traer a México el método psicoprofiláctico desde 1956: “un niño que nace es una fiesta”, y agregaba: “los partos se logran con música, mis alumnas son maravillosas parturientas, y ya que se relajan muy bien tienen verdaderos partos sin dolor”.
He de confesar que cuando llegué al Centro de Control y Educación para el Parto y la Familia (Cepapar) tenía muchas dudas. Aunque pronto se disiparon. Mireille Stoopen, hija de la Dra. Stoopen y quien junto con Laura Mandoki dirige Cepapar, comenta que “si tu cuerpo tiene la sabiduría de formar un bebé, también tiene la sabiduría para parirlo. Lo que tienes que hacer es aprender a quitarte los miedos, a relajarte, a respirar”.
Ambas están certificadas como instructoras psicoprofilácticas. En el centro han acompañado a más de 4 mil 500 mujeres desde 1975. De las 150 que atienden cada año, aproximadamente 120 logran tener partos naturales.
Evitar el uso de la anestesia durante el parto tiene varias razones, como el experimentar las molestias que muchas mujeres sufren en la espalda a causa del bloqueo, pero principalmente el no incrementar las probabilidades de llegar a una cesárea de emergencia.
“Una mujer empuja con sus propios músculos, utilizando el diafragma y los músculos abdominales. Ella acompaña al útero que está empujando de manera natural. Con el bloqueo, la mujer ya no puede ayudar con la misma fuerza”, explica Mireille. Esto a veces alarga el parto y el médico decide hacer una cesárea.
Afortunadamente ese no fue mi caso. Laura estuvo conmigo sobre todo en la parte final, cuando tenía más de ocho centímetros de dilatación. Estaba ahí para recordarme qué respiración era la adecuada. En ese momento sabes que el nacimiento de tu hijo está muy cerca, tienes un poco de miedo y cada contracción puede resultarte insoportable si no la anticipas. Pero como magia, como si la mejor anestesia estuviera actuando, respiras exactamente como te dice tu instructora, te relajas como lo aprendiste y el dolor casi desaparece. Se convierte en algo perfectamente manejable.
Concluye Mireille: “los médicos se preguntan por qué quiere parir si yo le puedo entregar al bebé (por una cesárea programada y sin dolores de parto)…No entienden la felicidad que tiene la mujer cuando ha parido. Nunca le han dado importancia a esa intensa alegría, la fuerza de sentirse un ser superior por haber logrado ese proceso natural de su cuerpo, y por haber ayudado a su hijo a nacer”.
Parto psicoprofiláctico
-Permite a la mujer tener un parto natural sin anestesia, dando a luz sin dolor, gracias a la aplicación de técnicas de respiración y relajación, en un entorno adecuado y con el apoyo de médicos, enfermeras y personas que la rodean.
-La preparación para un parto psicoprofiláctico incluye la práctica diaria de ejercicios de acondicionamiento físico que dan el tono muscular y elasticidad necesarias para el parto.
-La parte teórica da a los futuros padres la información sobre los cambios que sufre la mujer en el embarazo.