Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 52 segundos
Este 3 de diciembre, la conmemoración del Día Internacional de las Personas con Discapacidad llega con un llamado urgente de las Naciones Unidas «Fomentar sociedades inclusivas para impulsar el progreso social».
La Dra. Paulina Chacón, especialista en rehabilitación, urge a romper estigmas. No se trata de «adaptarse» a un mundo inaccesible, sino de construir una sociedad donde el 50% de las mujeres con discapacidad encuentren su verdadera fuerza.
En México, según el INEGI, cerca del 7.3% de la población (aproximadamente 9.5 millones de personas) vive con alguna discapacidad. De este universo, más de la mitad son mujeres, un dato que exige replantear nuestras políticas de salud y nuestra empatía colectiva con perspectiva de género.
“La conversación debe dejar de centrarse en las limitaciones individuales para enfocarse en las barreras que nosotros, como sociedad, imponemos”.
La discapacidad no es una enfermedad, es una interacción
Para entender el reto, primero debemos redefinir el concepto. La Dra. Paulina Chacón, explica que la discapacidad no es solo una condición física o sensorial, sino el resultado de la interacción entre las deficiencias de una persona y las barreras de su entorno.
«No son ellos quienes se tienen que adaptar a nosotros, somos nosotros quienes tenemos que comprender, informarnos y facilitar el trance», señala la especialista. La verdadera inclusión no es un favor, es un derecho a una vida digna y una obligación social”.
Mujeres, salud y empoderamiento: El mensaje clave
Para las mujeres de hoy, muchas de las cuales son líderes en sus hogares y trabajos, el empoderamiento es vital.
«Estamos en un punto donde es necesario el empoderamiento de las mujeres con discapacidad», afirma la Dra. Chacón. Son mujeres altamente capaces y llenas de virtudes que tienen un papel crucial en la sociedad. Sin embargo, en México, las principales causas de discapacidad están ligadas a enfermedades crónicas como la diabetes mellitus y padecimientos cardiovasculares, lo que pone el foco en la prevención.
El mito del cuidado extremo y la importancia del autocuidado
Un punto sensible para muchas mujeres es el rol de cuidadoras. A menudo, al enfrentar una discapacidad propia o de un familiar, surge el miedo a perder la utilidad o convertirse en una carga. La doctora es contundente: la valía de una mujer no se pierde al cambiar su rol.
Sin embargo, para quienes son el sostén de sus familias, la regla de oro es el autocuidado: «Para poder cuidar a alguien tenemos que estar bien, tanto física como psicológica y mentalmente». No se puede transmitir bienestar si nosotras mismas no nos encontramos bien.
La información salva vidas
Aunque envejecer no es sinónimo de discapacidad, la falta de actividad y planeación sí son factores de riesgo. La inactividad y el sedentarismo pueden llevar a la pérdida de fuerza y al aislamiento.
La clave para un futuro saludable —y para evitar discapacidades prevenibles— radica en la planeación vital. Ya sea mediante el ejercicio guiado por especialistas o manteniendo una vida social activa, «la información salva vidas».
Planear qué haremos en el futuro, mantenernos activas y redescubrirnos es la mejor forma de asegurar nuestra calidad de vida.
El reto para 2025 es claro: eliminar las barreras físicas y sociales para liberar el potencial de millones de personas. “Las personas con discapacidad se superan cada día y comparten su experiencia con la sociedad. Nos toca a nosotras escuchar, aprender y construir ese entorno inclusivo donde todas podamos prosperar”, concluyó la Dra.



