Cuando las mujeres se preguntan por qué su pareja o esposo no las escucha, llegan a la conclusión de que los hombres sólo escuchan lo que les conviene o, de plano, no escuchan nada.
Pero, por otro lado los hombres pensamos que las mujeres sólo quieren escuchar a un hombre que sea proveedor, inteligente, tierno, amable, alegre, que sepa bailar, que funcione en la cama y, si hay hijos, que se
dedique a atenderlos y sea responsable.
¿Qué sucede? ¿Por qué no es posible que los encuentros sean satisfactorios para ambos? ¿Por qué durante el noviazgo ambos sí se sentían escuchados?
Los sexólogos y especialistas en género llamamos guiones de vida a aquellos aprendizajes que se moldean desde la infancia y la adolescencia y que norman la vida de las personas. Por ejemplo: “tener relaciones sexuales hasta que te cases”, “sólo una pareja a la vez”, “se es mujer completa hasta que se tienen hijos”, “el hombre está para cuidar a la mujer”, “entre más mujeres tengas eres más hombre”, “tener dinero y auto es lo más valioso en la vida”, “el hombre es el que manda a la mujer”, etc. Estos guiones escriben nuestra forma de vida, sólo que en ocasiones ya no funcionan del todo para muchas personas, por diversas razones.
En la etapa de enamoramiento, los deseos y expectativas están puestos en la otra persona, por eso se dice que el amor es ciego porque se alimenta de las ilusiones y deseos que uno deposita en el otro y, en parte, en uno mismo.Sin embargo, es una etapa de gran sensibilidad, de muchos permisos para sentir y ser escuchados y algunas parejas lo cultivan permanentemente, y otras lo dejan de hacer, por eso la relación se convierte en monótona.
La pregunta que uno se puede hacer es: en esta etapa de mi vida ¿qué necesito para ser feliz y sentirme una mujer más plena? y en los hombres ¿cómo puedo sentirme bien con mi pareja sin ejercer control sobre ella? ¿cómo puedo confiar en alguien que es tan atractiva? Las necesidades humanas son responsabilidad de cada quien, el problema es que estas preguntas las tiene que contestar una(o) misma(o) y no la pareja para que
funcionen.
Nadie sabe mejor que una(o) misma(o) lo que se requiere, sólo es cuestión de escuchar el propio corazón.
Hay personas que tienen lo que en arte se llama alma musical y necesitan ir acompañadas de música, otras, alma de danza y necesitan moverse, bailar, hacer suyo el espacio; otras, tienen un alma literaria y requieren escribir, incluso hay almas poéticas y necesitan hacer de la vida poesía para sentirse escuchados y comprender el mundo.
En psicología no hablamos de alma sino de capacidades e inteligencias. Actualmente está de moda decir “desarrolle su inteligencia emocional”, como lo afirma Daniel Goleman, como una manera de integrar las emociones y el pensar, de manera que hay inteligencias literarias, musicales, del uso del espacio como el de las y los bailarines.
Lo cierto es que uno puede desarrollar siempre estas capacidades y, en términos místicos, hacer caso a su alma o corazón.
En la cultura Náhuatl el saludo tradicional es “¿Qué dice tu corazón?”, y en tojolabal hablar de las necesidades de uno se dice: “se preocupó el corazón de mi alma”. Para escucharse hay que sentirse ambos dialogantes, la escucha es relacional, es decir, no sólo se da en el yo aislado sino en la participación de las dos personas, en el proceso de saber y conocer como lo afirma Carlos Lenkerdorsforf, filósofo de la UNAM, quien es estudioso de los pueblos originarios.
¿Se pueden cambiar los guiones de vida que no nos gustan? la maestra Fina Sanz de la Fundación Terapia de Reencuentro dice que sí, y que el proceso empieza con identificarlos y preguntarse cuáles me meten en laberintos de angustia y cuáles me son benéficos, me cuidan, me acompañan, me hacen tratarme bien; ella propone fomentar una cultura del Buen trato, diríamos, una cultura de la escucha.
Por supuesto que es posible escucharnos entre los géneros a pesar de más de dos mil años de patriarcado, el empoderamiento es una manera de saberse en relaciones de equidad, entre personas.
Hay un pueblo maya en nuestro país, que se mantiene de pie con estos valores, se llaman los Tojolabales que quiere decir: “El pueblo que sabe escuchar”, todo un pueblo con los principios para educar para la vida, donde lo más importante es aprender a escuchar, respetar y saber dialogar, podemos aprender de ellos.
*Especialista en sexualidad humana y psicoterapeuta sexual.