Actualmente en México se cuenta con el Programa de Cáncer en la Infancia y Adolescencia, mediante el cual se facilita el acceso a los servicios de salud, para disminuir la mortalidad y mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familiares, a través del diagnóstico temprano y tratamiento oportuno.
En la actual administración se han atendido 11,725 casos de cáncer infantil con recursos del Seguro Popular, que encabeza el maestro Antonio Chemor Ruiz. El cáncer infantil es la principal causa de muerte por enfermedad en menores de entre 5 y 14 años.Se estima que en México se presentan entre 5 y 6 mil casos nuevos al año de cáncer en menores de 18 años, entre los que destacan:
- Las leucemias, que representan el 52% del total;
- Linfomas el 10%
- Tumores del sistema nervioso central 10%.
El Seguro Popular, a través del Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos, cubre 15 tipos de cáncer en niñas y niños mexicanos, entre los que se encuentran entre otros:
- Hematopatías malignas
- Tumores sólidos del Sistema Nervioso Central
- Linfoma de Hodgkin
- Osteosarcoma
- Leucemia linfoblástica
- Mieloblástica aguda
La leucemia linfoblástica aguda es la más común, seguida por la mieloblástica aguda, ambas pueden empeorar rápidamente si no se tratan de manera oportuna. En ocasiones las células leucémicas forman un tumor sólido llamado sarcoma granulocítico o cloroma.
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Síntomas
En el marco del Día Internacional del Cáncer Infantil, los especialistas recomiendan acudir al médico si los menores presentan algunos de los siguientes síntomas:
- Sudoración nocturna o excesiva.
- Pérdida de peso.
- Pérdida del apetito.
- Dolor de huesos y articulaciones.
- Palidez progresiva, fatiga, cansancio o apatía sin causa aparente.
- Calentura (fiebre) persistente o recurrente, es decir, que dure varios días y no ceda a tratamientos comunes.
- Sangrado frecuente de nariz, o de encías al cepillarse los dientes.
- Puntos rojos o morados en la piel.
- Moretones sin causa aparente.
- Crecimiento irregular en abdomen.
- Bolitas (ganglios) en cuello, axilas o ingles, sobre todo si son nódulos duros, grandes y sin datos de infección, que no disminuyen con desinflamatorios.
- Crecimiento anormal en cualquier parte del cuerpo.
- Reflejo blanco en el ojo (pupila).
- Desviación de mirada o aumento de volumen en uno o ambos ojos.
- Dolor de cabeza persistente, que empeora con el tiempo y no cede con medicamento, despierta al paciente y es asociado a nausea o vómito
- Cambios de la conducta o alteraciones neurológicas (mareos, movimientos involuntarios, convulsiones, hormigueo, pérdida del equilibrio, alteraciones al caminar y/o pérdida de sensibilidad).
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