Algunas veces juzgamos de frías o calculadoras a las personas que «aparentemente» minimizan las dificultades a las que se enfrentan.
A lo largo de la vida he aprendido que no solo detrás de cada persona hay una historia que justifica sus reacciones frente a lo que les ocurre, sino que también el darle demasiada importancia a nuestras dificultades no solo pone a estas por encima de nosotros, sino que nos llegan a gobernar al grado de afectar seriamente nuestras emociones y salud.
Cuando después de tropiezos y duras caídas tomamos la decisión de darle el valor y la importancia a las cosas en su justa medida no tomándolas como problemas graves, sino como situaciones que resolver poniéndonos nosotros en un ángulo superior ¿No crees que es más fácil encontrar las soluciones? me parece que esto es de personas inteligentes, porque conservamos la calma y mantenemos una salud estable en todos los sentidos ¿Esto será una mala decisión o la mejor que podemos tomar por nuestro bienestar? Créeme esto no tiene que ver con que seamos personas que no aman a los demás, sino muy al contrario al protegernos y cuidarnos podemos demostrar más nuestro cariño, porque nos sentimos bien en nuestro interior.
Como en todo hay excepciones y estas se dan cuando algunas personas «fingen» no darle importancia a las cosas, pero cuando internamente no cesan de angustiarse y darle vuelta a ideas que no les permiten ni siquiera descansar lo suficiente obteniendo malos resultados y no resolviendo ninguna de sus dificultades, lo peor es que al paso del tiempo son juzgados por los demás con expresiones como: «Mira tuvo un infarto y perdió la vida, tan fuerte que se veía» , «¿No que tan frío y calculador?«, «Eso le pasa por aparentar ser muy fuerte «, etcétera.
Con la madurez y a mi paso por la vida viendo caer torres tan altas, con toda humildad reconozco que la mejor decisión que podemos tomar es aceptar y expresar nuestras emociones, para que no se acumulen en nosotros y nos hagan daño y por otro lado que cualquier situación por muy difícil que sea de resolver no es más importante que nuestra estabilidad y bienestar, porque al final de nuestros días nadie nos va levantar un monumento por lo “fuertes“ que aparentemente fuimos, sino por la alegría que reflejábamos, nuestra bondad y generosidad hacia los demás y por encima de todo por la manera en que disfrutamos nuestra vida.
Claudia Cruz.
En esta ocasión inicie este ensayo con mi reflexión: ¿Personas Inteligentes o calculadoras?, porque considero que encierra un cuestionamiento constante que en general nos hacemos cuando tenemos frente a nosotros personas a las que parece que no les afecta nada, mientras nosotros en circunstancias similares nos sentimos indefensos, perdidos y desesperados.
Nuestra manera de pensar y sentir no se da de la noche a la mañana, sino que es el resultado de la suma de nuestras experiencias y nivel de conciencia, por lo que el juzgar al otro como una persona insensible por enfrentar con “calculo sus emociones y acciones” es hasta cierto punto normal, porque no lo logramos comprender en el momento que estamos viviendo su proceder.
¿Te has puesto a pensar si quizá estas personas solo han aprendido a protegerse?. Con esto me refiero a que al final no han puesto una situación por encima de ellos, sino que ellos se han puesto primero. ¿Eso es malo?, ¿Hacer lo contrario agobia o resuelve?.
Es importante aclarar que con estos conceptos no me refiero a personas con sentimientos negativos hacia los demás, ni mal intencionados, sino a las personas que han aprendido que cualquier situación es menos importante que su estabilidad emocional, física y mental y que de esta manera pueden tener más claridad en sus decisiones.
Las personas “inteligentes” en su vida desde mi punto de vista son las que constantemente depuran de su mente lo que no les funciona y aprovechan lo que van aprendiendo en su camino para vivir mejor cuidándose y protegiéndose en todos los sentidos, porque son sus mayores defensores, en otras palabras están dispuestos constantemente a fortalecerse y transformarse, esto sin duda no los hace ser personas “calculadoras” sino personas que se dan la importancia y el lugar que merecen en su vida.
Algunas veces para lograr crecer hay que enfrentarnos a cambiar nuestras creencias, algo difícil pero sin duda que vale la pena, porque ganamos lo más preciado “libertad”.
Les comparto para finalizar este ensayo una de mis reflexiones en la que me refiero a este tema.
Cambio de creencias, igual a libertad
Hay ocasiones en que la única solución para salir de nuestro encierro mental es cambiar nuestras creencias casi en su totalidad y estar dispuestos a dejar atrás la culpa y el remordimiento por la injusticia que hemos cometido al vivir haciéndonos daño por ignorar el camino correcto hacía nuestro bienestar.
Una de las grandes fortunas que podemos recibir es la de un día despertar con la satisfacción de ser quienes somos y de tener lo que tenemos, después de superar los miedos que no nos habían permitido crecer ni ser felices, pero sobre todo cuando en nuestro nuevo amanecer ya no cargamos el peso de los grilletes que nos han atado y esclavizado la mayor parte de nuestra vida, respirando un nuevo aire que llena nuestro cuerpo, espíritu y mente de libertad.
Declárate inocente y perdónate desde lo más profundo de tu corazón con amor y compasión sin juzgarte, por haber vivido infeliz por tus creencias equivocadas, el pasado ya no importa.
Vive «hoy» siendo la mejor versión de quien has descubierto que eres, por tu conquista y propio rescate, ya no tienes que fingir una sonrisa “hoy ríe a carcajadas”, porque ahora eres el dueño de lo único real que puedes obtener en tu camino: «Tú vida”.
Claudia Cruz[.]