Al ofrecer la conferencia “Antivirales contra cov-19”, organizada por El Colegio Nacional, Rosa María del Ángel Núñez, investigadora del Departamento de Infectómica y Patogénesis Molecular del Cinvestav, sostuvo que la mejor estrategia para hacer frente a la infección es utilizar los fármacos ya existentes diseñados para virus similares, porque se ha probado su efectividad y cuentan con la autorización de entidades reguladoras.
Del Ángel Núñez ubicó 3 tipos de antivirales y 2 estrategias contra el SARS-CoV-2 que dependiendo de su acción contra el virus se clasifican como fármacos contra las proteínas del virus, contra proteínas de la célula y contra la respuesta inmune; de las estrategias se identifican terapias que combinan varios medicamentos y el uso de suero de pacientes recuperados.
El primer tipo de antiviral bloquea proteínas del virus como la ARN polimerasa dependiente de ARN (relacionada con replicación del virus), enzima única en los virus. El bloqueo de esta enzima ataca al virus sin provocar ningún daño a la célula humana, y es parecida a las de otros virus como influenza, rotavirus, retrovirus o hepatitis C.
Con el estudio de esta enzima en otros virus se sabe qué moléculas y fármacos la bloquean, así se han diseñado antivirales que la inhiben, como:
- Ribavirina (empelada para herpes)
- Tenofovir (hepatitis B)
- Remdesivir (Ébola, SARS y MERS)
- Sofosbuvir y Galidesvir (ambos para hepatitis C)
Los fármacos que inhiben la ARN polimerasa dependiente de ARN, como Remdesivir, son efectivos para SARS-Coronavirus 1 y MERS, tanto in vitro como en modelos animales, con una función terapéutica y profiláctica, pero se tiene poca experiencia clínica en pacientes; su administración es intravenosa que condiciona su aplicación.
Un blanco adicional que puede bloquear la replicación es la polimerasa 3CL y PLP. Ambas enzimas se pueden bloquear con inhibidores de proteasas usados en VIH, entre los que figuran Darunavir, Ritonavir y Lopinavir. Los dos últimos son más efectivos dadas las características de las proteasas en coronoravirus, además ya existe un medicamento comercial con ambos inhibidores que bloquean las 2 enzimas que codifican el SARS-CoV-2.
Los antivirales dirigidos al bloqueo de proteínas celulares necesarias para el virus son el Nafamostat y Camostat (usados en Japón para pancreatitis), inhiben la serin proteasa (TMPRSS2) que corta a la proteína. Una posibilidad más es bloquear el proceso de fusión entre la endosoma y la membrana del virus, acción que requiere un pH ácido. Para ello, la Cloroquina, Hidroxicloroquina y Clorpromazina (usadas en artritis, lupus y malaria) provocan la basificación del contenido endosomal impidiendo la fusión y entrada del virus a la célula. Además, la Cloroquina e Hidoxicloroquina tienen un efecto antinflamatorio, lo cual es muy adecuado para un virus cuyo efecto es la inducción de una repuesta inflamatoria
Una forma diferente de contener la infección es bloquear el transporte entre el núcleo, ya que a pesar de que todo el ciclo replicativo del SARS-CoV-2 ocurre en el citoplasma de la célula, requiere de componentes nucleares que al ser bloqueado su transporte a la Ivermectina (antiparasitario) se inhibe la infección; el principal problema de este fármaco es que hasta ahora, no se ha probado su utilidad en inhibir infecciones virales en humanos.
Los fármacos para inhibir la respuesta inmune ante el SARS-CoV-2 actúan en el proceso inflamatorio que se presenta en pulmones y en los alveolos capilares sanguíneos, que genera el síndrome de dificultad respiratoria aguda. Algunas alternativas de tratamiento son dexametasona (corticoide), que puede mejorar la disfunción respiratoria sobre todo si se administra en pulsos.
Un medicamento similar es el Tocilizumab, usado para artritis, que funciona como un antagonista de la IL6, una de las citocinas responsables del proceso inflamatorio. Adicionalmente, y sobre todo en casos no severos se puede usar Ibuprofeno, el cual es un antiinflamatorio no esteroideo.
Un fármaco específico con actividad antiviral, similar a los que produce el cuerpo humano, es el interferón de tipo uno, alfa y beta que resulta muy efectivo en ciertos tipos de infecciones virales. Este compuesto normalmente se produce en la célula, luego es secretado al medio ambiente y se une a un receptor para generar señales que destruyen a los virus y a las células infectadas. Se ha usado por mucho tiempo para tratar pacientes con infección por hepatitis C.
Una terapia posible es la combinación de fármacos como Remdesivir con Hidroxicloroquina e inhibidores de proteasas. Los estudios clínicos permitirán saber cual es la mejor alternativa. Finalmente, el empleo de suero de pacientes recuperados es un tratamiento más exitoso contra la infección, pues los anticuerpos obtenidos de pacientes recuperados se purifican para aplicarlos en pacientes graves; esta terapia ha demostrado ser exitosa en la infección, explicó Rosa María del Ángel[.]