Lo más conocido al respecto del Botox (Toxina Obabotulìnica) es su uso en materia estética, para mejorar la apariencia de las líneas de expresión por ejemplo.
Lo que se ha dejado de lado, es la enorme cantidad de aplicaciones que tiene en otros aspectos de la salud, sobre todo a nivel terapéutico, en niños con parálisis cerebral o personas que sufren las secuelas de algún episodio cerebrovascular.
Los niños con parálisis cerebral pueden experimentar dolor, fatiga, desnutrición, riesgo elevado de caídas, inmovilidad, infecciones urinarias frecuentes, y baja de autoestima, entre otras cosas, elementos que no les permiten integrarse de manera adecuada en la escuela. De ahí la importancia de una estrategia de rehabilitación personalmente diseñada.
En estos casos, la toxina “se emplea para quitar la tensión en los músculos, ya que estos, debido al aumento en el tono y a la falta de respuesta en los reflejos, se encuentran rígidos y es necesario destensarlos para poder darle al paciente un tratamiento de rehabilitación, a la par de prevenir luxaciones o hasta fracturas originadas por la misma tensión”, explicó el Dr. Humberto Juárez, médico neurólogo, integrante de la Academia Mexicana de Neurología.
Además de la utilización de esta toxina, el tratamiento integral es esencial en la recuperación de los pacientes con espasticidad, alteración de los movimientos en el cuerpo. En esta condición “es muy importante considerar la actuación de un equipo multidisciplinario sobre cada paciente.
Este tratamiento global incluye a especialistas como: Rehabilitadores, neurólogos, ortopedistas, fisioterapeutas, psicólogos, entre otros; de esta forma, el trabajo en equipo aliado a las nuevas modalidades terapéuticas promueven la prevención de deformidades y mejora la calidad de vida” asegura.
También la equinoterapia, el uso de las ligas y pelotas, y la natación, son aconsejables como terapias complementarias en la rehabilitación de estos pequeños. Estos niños también pueden tener vejiga hiperactiva, padecimiento que se expresa por la incontinencia, urgencia y recurrencia de las ganas de orinar.
La terapia de Botox indicada en este tipo de padecimientos, debe ser personalizada y adaptada a la vida de cada paciente. Generalmente, se utiliza la aplicación intramuscular de una inyección mensual, cuatrimestral o semestral, según sea el caso. Pero no debe dejarse de lado, como se ha tratado de insistir, la importancia de rehabilitación integrada por distintas disciplinas.