Existe evidencia de que el cáncer se puede vencer cuando se diagnostica oportunamente. En el caso particular de los cánceres en sangre, generalmente afectan a personas que se encuentran en la quinta década de vida, cuyos síntomas se pueden confundir con otras enfermedades, lo cual retrasa el diagnóstico temprano, por lo que el pronóstico, en ocasiones, no es alentador para los pacientes.
Especialistas en hematología –integrados en el Grupo Cooperativo en Hemopatías Malignas (GOHEMA), dedicado a impulsar la investigación con tratamientos de última generación para mieloma múltiple, entre otros cánceres de la sangre– coincidieron en señalar la importancia del trabajo multidisciplinario para tener diagnósticos tempranos y certeros. “Nuestro objetivo es lograr la ausencia de enfermedad mínima residual; esto es, llevarla a niveles prácticamente indetectables”, asegura el doctor Roberto Ovilla, quien lidera este esfuerzo.“Gracias a los métodos disponibles actualmente, tanto moleculares como la citometría de flujo, tenemos herramientas que nos permitirán lograr remisiones completas y contribuir a que el mieloma sea una enfermedad crónica”, refirió Ovilla Martínez. En GOHEMA participan cerca de 50 hematólogos a lo largo del país, desde Tijuana hasta Mérida, destacó.
Por su parte, el doctor Adrián Ceballos, médico internista y hematólogo con alta especialidad en trasplantes, indicó que el mieloma múltiple “afecta a las células plasmáticas de la sangre y produce un importante trastorno en la coordinación del sistema inmune, por ello sus síntomas tan diversos como: dolor óseo, anemia y falla renal”.
Ceballos López detalló que “como especialistas, notamos una incidencia poco mayor en edades por arriba de los 50 años, con mayor frecuencia en hombres, y factores tales como la obesidad e historial familiar de mieloma; no obstante, puede afectar a cualquier género”, acotó el experto adscrito a la Clínica de Mérida.
En tanto que el doctor Luis Meillón, hematólogo del Centro de Cáncer del Hospital ABC, detalló que la denominación de “múltiple” se debe a que, en la mayoría de los pacientes, la enfermedad muestra focos de actividad en varias partes del esqueleto, que evidencian alteración de la estructura ósea”.
Sobre cómo ataca este cáncer Meillón García expuso que “se incrementa la actividad de las células plasmáticas malignas en la médula ósea que modifica, a favor de los osteoclastos, el equilibrio entre osteoblastos (que generan el hueso) y osteoclastos (que lo reducen). Como el tejido óseo es rico en calcio, éste es liberado en grandes cantidades al torrente sanguíneo y este exceso de calcio puede perjudicar a los riñones”.
Meillón García detalló que al mieloma múltiple corresponde el 1% de todos los cánceres malignos y del 10 al 15% de los cánceres hematológicos.
La investigación en materia de salud es clave, apuntó por su parte la doctora Isabel Pacheco, gerente médico de hemato-oncología en Celgene México, quien compartió que justamente con el objetivo de impulsar la labor científica existen diversas iniciativas como la llamada PLASMA, que es un programa de educación médica continua.
PLASMA –detalló la doctora Pacheco– profundiza en los conocimientos sobre el abordaje médico de la enfermedad, así como en las herramientas de análisis tales como estadística, diseño de estudios clínicos y otros aspectos de necesarios para publicar avances en el terreno del conocimiento científico sobre neoplasias malignas como el mieloma múltiple, enfermedad que se origina en la médula ósea y que ocupa los primeros lugares como cáncer hematológico”.
Este año, agregó, se realizó la tercera edición de PLASMA en la que participaron 23 profesionales de la salud, cuyo comité de expertos incluyó a integrantes del Sistema Nacional de Investigadores, así como a un especialista mexicano de talla internacional, quienes perfilaron al trabajo ganador, que fue presentado en el Congreso Nacional de Hematología 2019.
Los especialistas coincidieron en señalar que, si bien el origen del mieloma múltiple aún se desconoce con precisión, se sabe que anualmente se diagnostica un promedio de 2 mil a 2 mil 200 pacientes en México, por lo que es fundamental generar mayor conocimiento de la enfermedad no sólo entre los profesionales de la salud, sino también en la población.