Una terapia molecular contra cáncer renal metastásico (CCRm) que incrementa la sobrevida en pacientes de mal pronóstico, se incorpora con mejor tolerancia y menos secuelas adversas en el enfermo, además de permitir al médico tratante llevar un mejor control de las dosis adecuadas y seguimiento de las quimioterapias.
Tras su aprobación en Estados Unidos, llega a México Temsirolimus, desarrollado por Pfizer, un inhibidor único hasta el momento de la proteína mTOR que propicia el desarrollo celular del CCRm.
También actúa como antiangiogénico al bloquear el crecimiento de los vasos sanguíneos que alimentan al tumor, de acuerdo al oncólogo José Luis Aguilar, subdirector de medicina interna del Instituto Nacional de Oncología, quien asentó que el bloqueo de Temsirolimus propicia la destrucción del tumor cancerígeno.
Como se trata de una terapia blanco, es decir, que va dirigida exactamente contra la tumoración, el medicamento ocasiona menos daños en otros tejidos del organismo no obstante que se trata de una infusión de uso intravenoso.
El cáncer renal primario se puede desarrollar debido al abuso en el consumo de analgésicos, aunque también se la asocia a la obesidad y es más propicio en hombres que en la mujer en índices de dos a uno.
Sin embargo, el padecimiento no presenta síntomas por lo que su detección se presenta por lo general en estados tardíos, cuando la enfermedad ya avanzó y la sobrevida del paciente es menor.
Por lo que toca al cáncer renal metastásico, este se debe al escurrimiento celular maligno proveniente de otras partes del cuerpo, principalmente del aparato digestivo, y del que se identifican tanto a células de buen y mal pronóstico.