Tiempo de lectura aprox: 2 minutos
Por Leslie G Lardizábal. La doctora dijo que no veía indicios de que yo estuviera en perimenopausia o menopausia. Pero tengo 46, una histerectomía reciente, no tengo tiroides (que regula hormonas) y tengo un hijo de 13 años. Así que aunque agradezco el diagnóstico, me empiezo a sentir diferente en esta etapa de cambios hormonales.
Y aclaro, lo agradezco y respiro aliviada porque me da miedo. Mis hormonas me la han jugado muchas veces y me han tomado por sorpresa. He aprendido a conocerlas, a entender en qué parte de mi ciclo hormonal me encuentro y aún así me da miedo la incertidumbre que representa llegar a esa etapa de la vida. Porque además, en el mundo de allá afuera, está totalmente vinculada con envejecer, y sí, pero espérenme tantito, todavía estoy en mis 40s.
Entonces me estoy contando de una manera distinta la historia, para vivirla desde otro lugar. Como un proceso natural, de climaterio y menopausia, que puede acompañarse de un apapacho y quitándonos la horrible etiqueta de “estás en la meno”, como una sentencia contundente de que tu humor, tus decisiones, tus respuestas físicas o una reacción que a otros no les gusta se rigen por tu estado “menopáusico”.
Además, elegí ser mamá después de los 30 y tanto él como yo estamos en un proceso de cambios y transformación. Es todo un reto. Y requiere estrenar paciencia, porque no es esa que tuviste cuando se despertaba cada tres horas a comer, o estaba en los terribles dos. Es una paciencia que te obliga a respirar hondo, recordar que debes elegir tus batallas y sobre todo saber que en alguien debe de caber la cordura, para que una simple conversación o petición no se convierta en una batalla campal.
Es agotador, eso es innegable, te desesperas, claro, y por supuesto que el sentimiento se impone y sí, absolutamente dan ganas de llorar. Él está en la etapa más importante de transformación humana; la pubertad y yo, en el lado opuesto: el climaterio femenino.
Pero hay luz, claro que hay luz en el camino, no hasta al final. Conociendo y entendiendo lo que vives en el climaterio y menopausia, puedes ayudar a ese jovencito que despierta a la vida a entender un poquito lo que le toca a él. Estamos creciendo juntos, cada uno hacia un estado diferente, pero juntos. La manera en qué decidamos hacerlo va a marcar el vínculo que mantengamos.
Información es poder. Saber que somos millones en climaterio o menopausia, que a cada quien nos va tomando de distinta forma, pero eso no significa que tengamos que padecerlo o sufrirlo, porque hay recursos disponibles para manejar los síntomas de la menopausia, muchos, para no comprarnos el discurso y mucho menos creernos que es lo peor que nos puede pasar.
Amo mi género, agradezco cada día haber nacido mujer y llenarme de todo lo que implica. Me costó un tiempo amigarme con la del espejo, pero aprendí y sigo aprendiendo que el poder está en mí y en cómo decido llevar el climaterio y la transición hacia la menopausia.
Estoy aprendiendo ahora de lo que sigue, amorosamente y sin juicios. Y con ello salpico a los que están a mi alrededor. Y el mundo funciona un poquito mejor.
Él siempre siendo mi maestro y yo recordando que no soy mis hormonas, ni la etapa en la que me encuentro, ni el humor que me domina. Eso solo forma parte de lo que empiezo a vivir y cómo existo, pero no me define, me complementa. Porque si de algo estoy segura es de que llego a este momento con paz, sabiduría, y mucho amor; siempre llevando la vida adelante.