diciembre 25, 2024

Aspectos que conviene tomar en cuenta al encargar a menores ya sea a familiares o en estancias infantiles

Madre y padre s haciendo la figura de una casa con dos niño adentro
Plenilunia Salud Mujer
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En dónde van a estar mejor, qué necesitan y en función de ello, cuál es la mejor forma de cuidarlos, son las preguntas que plantea la psicoterapeuta Susana Serdán, docente de la Universidad Intercontinental (UIC), ante el reciente debate respecto a si los recursos destinados a las cerca de 10 mil estancias infantiles que atienden alrededor de 350 mil niños en México -según datos referidos por el Secretario de Hacienda– deben mantenerse, o es mejor dárselos a los abuelos o familiares cuidadores.

Madre y padre s haciendo la figura de una casa con dos niño adentro

[/media-credit] La crianza de los niños, ¿estancias o abuelos?.

Para SusanaDoctora en Psicoterapia Psicoanalítica por la UIC, lo más importante es generar un apego seguro: la certeza del menor de saberse cuidado y protegido por un adulto que le brinda contacto físico y emocional. La crianza óptima requiere de un cuidador capaz de hacerse cargo de las necesidades físicas, emocionales, de aprendizaje y sociabilidad del bebé o del niño. Éstas pueden ser satisfechas o no, tanto en los hogares como en estancias. ¿De qué depende?.

En términos generales, las guarderías y las estancias infantiles prevén un cuidado estructurado; funcionan con base en reglamentos que establecen:

  • Espacios acondicionados
  • Medidas de seguridad
  • Higiene y nutrición
  • Rutinas y actividades de acuerdo a las edades de niñas, niños y a sus necesidades en cada etapa
  • Personal capacitado para la atención de los menores

En el aspecto afectivo, la atención de varios infantes por parte de una sola persona, reduce el tiempo de abrazo y arrullo dedicado a cada uno, relevante en el desarrollo emocional.

Por otro lado en las familias, si bien podría suponerse que la parte afectiva se atiende mejor, es necesario analizar si el cuidador es un adulto con la salud mental y física adecuadas para atender a un menor de 4 años y si manifiesta disposición de cuidar al niño. De ser así el beneficio emocional tanto para el menor como para la abuela o el abuelo, la tía o quien lo cuide, es muy significativo; de lo contrario, habrá que advertir los riesgos para el niño.

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Muchos abuelos, tías o parientes hacen una excelente labor de crianza, pero hay familias disfuncionales u otras donde cuidan a niñas, niños en contra de su voluntad; algunos de mis pacientes recuerdan cómo los ponían a ver telenovelas o mientras los adultos las veían, los niños vagaban por el patio y no se sentían atendidos”, comenta la especialista con más de 27 años dando terapia.

Hay adultos mayores que rejuvenecen cuidando a sus nietos; en ocasiones ellos no fueron padres presentes y afectuosos pero reparan con la siguiente generación y se tejen lazos saludables; sin embargo, de cancelarse las estancias infantiles una consecuencia es que algunos de ellos ahora deban cuidar no solo uno sino varios nietos. En el caso de las estancias, el contacto con otras niñas o niños les ayuda a socializar con bases estructuradas y la vigilancia de un adulto; hay familias que ofrecen también esas garantías pero no en todas sucede, y pueden presentarse riesgos.

Es el caso del abuso sexual: “una paciente me compartía que su mamá trabajaba en una fábrica y la dejaba junto con su hermana en casa de la abuela, quien al tener que cuidar a varios nietos de distintas edades, los mandaba a todos al patio y algunos de los primos adolescentes abusaban de los más pequeños”. Si bien las guarderías y estancias no están exentas de estos riesgos, se restringen las posibilidades de que existan abusadores.

Al continuar analizando las distintas variables que inciden en la crianza, Susana nos señala que si las madres trabajadoras llevan a sus hijas o hijos a estancias, seguramente es porque no tienen quién se los cuide, sin embargo, también reconoce que hay madres y padres a quienes no se les facilita el maternaje, en estos casos, incluso aunque no trabajen, es mejor que sus hijas y/o hijos permanezcan en un ambiente seguro unas horas al día.

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Los cuidadores impredecibles e impulsivos, sean los propias madres, padres, tutores o terceros, inhiben el desarrollo del apego seguro porque la niña o el niño no sabe si vendrán por él, ni cómo reaccionarán o si lo atenderán ante alguna necesidad; se sienten abandonados. Esto les provoca angustia o enojo porque su aparato psíquico aún no es capaz de identificar estas emociones ni qué hacer con ellas.

El adulto es el primero que debe aprender a autorregularse para entonces ayudar al menor a identificar y en su momento nombrar sus emociones, así como darle alternativas de solución para saber cómo transformarlas o canalizarlas.

En resumen, el riesgo siempre viene de los adultos, si hay buenos cuidadores, sea en las familias o en una estancia, niñas y niños estarán seguros. Si las madres y/o padres trabajadores tienen la opción de elegir dejarlos en uno u otro lugar, conviene que tomen en cuenta estos aspectos para la mejor crianza de sus hijos:

  1. Adultos sanos física y mentalmente, dispuestos a cuidar a los niños, con movilidad básica para atenderlos.
  2. Afectividad. Los niños buscan abrazo, contacto físico, un trato amable, una o un cuidador cálido, empático.
  3. Actividades. Si lo cuida un familiar, pedirle mantener los horarios de sueño, alimentación y juego del niño; dosificar el acceso a la televisión, tabletas o celulares porque la exposición durante lapsos largos, deteriora sus habilidades sociales y su capacidad de fantasía e imaginación, indispensable para desarrollar la creatividad.
  4. No dar cabida a ningún tipo de maltrato. Se entiende que existan adultos más impacientes o irritables pero no permitir ningún tipo de agresión o conductas que pongan en riesgo la integridad de los niños.
  5. Espacios seguros para prevenir accidentes. Tomar en cuenta los espacios como escaleras, la cocina, puertas o ventanas fáciles de abrir e incluso las mascotas.
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