En la apertura del webinar “Nueva normalidad, más solidaria, justa, feminista, local e igualitaria”, con el tema: Futuro Post-Covid: oportunidad de transformación la presidenta del INMUJERES, Nadine Gasman destacó que el mundo que conocemos está construido por y para el patriarcado, de forma vertical, asimétrica, donde la división sexual del trabajo los ubica en el espacio público, en los puestos de toma de decisión o en los espacios de generación de conocimiento. A las mujeres les son asignadas las tareas que tienen que ver con la reproducción de la vida, los cuidados y las tareas del hogar, un trabajo imprescindible para sostener la vida, pero que no es reconocido ni valorado de igual forma. “El futuro debe ser igualitario y creemos que el trabajo con y desde los hombres es muy importante para construirlo”, dijo.
Nadine Gasman agregó que hay estudios que indican que entre más participan los hombres en las tareas del hogar y del cuidado, menor es el riesgo de que ejerzan violencia contra las mujeres, ya que se ha documentado que en relaciones donde los hombres cuidan y participan de la vida doméstica las mujeres sufren hasta un 75% menos de violencia emocional y 96% menos de riesgo de sufrir violencia sexual.
El director ejecutivo de Promundo, Gary Barker, expresó que a pesar de que los hombres están haciendo más trabajo en casa, la proporción desigual de las labores domésticas y de cuidados continúa. Una muestra de ello es que “las mujeres se quejan por la falta de dormir y descansar” por las cargas excesivas de trabajo de cuidados que recaen mayoritariamente sobre ellas, mientras que los hombres expresan sentirse tranquilos en general y “se quejan por la falta de tiempo con la pareja”, de acuerdo con un estudio reciente que realizó la organización durante la pandemia.
De acuerdo con los datos de IMAGES (International Men and Gender Equality Survey), Barker refirió que los hombres que relatan que sus padres les cuidaban más en casa, eran 1.5 veces más propensos a hacer lo mismo su vida adulta como padres. “Cuidado genera cuidado”, recalcó.
También destacó la contraparte que se ha amplificado durante el confinamiento: la violencia en el ámbito doméstico. “Sabemos también que niños testigos de violencia en casa son 2.5 veces más propensos a usar violencia contra su pareja en la vida adulta. Y niñas víctimas de violencia en casa son más proclives a experimentar relaciones violentas. Violencia genera violencia”, dijo.
Agregó que el confinamiento también ha traído la oportunidad de repensar la subjetividad masculina y a partir de ello crear nuevas masculinidades: “el hecho de que el 40% de los empleos en mi país (Estados Unidos) serán remotos, nos da la posibilidad de que los hombres estemos más atentos a las labores de la casa”. Además, explicó que los padres y madres están preocupados de que sus hijos varones no repitan los estereotipos de género que los limitan.
Al respecto, el investigador de la Universidad Veracruzana, Benno de Keijzer, manifestó que los hombres “no somos responsables de lo que nos enseñaron o impusieron, pero sí de lo que hacemos con ello y a través de distintas instancias”. Entre las instituciones a las que se refirió el académico está la educación básica, la formación universitaria, las leyes, medios de comunicación y el funcionamiento de las instituciones en general. También resaltó los comportamientos que se presentan en las masculinidades positivas como escuchar, aceptar los cambios, comunicar sentimientos y estar dispuestos a aprender y a cambiar de opinión.
En tanto, la académica de la Universidad Nacional Autónoma de México, Patricia Piñones Vázquez, propuso repensar cómo desde la academia, instituciones y sociedad civil podemos redirigir nuestros espacios hacia distribuciones incluyentes y equitativas de futuro: “tenemos que renegociar, tenemos que replantear las distribuciones en un futuro que no conocemos”. También subrayó el poder colectivo de la ciudadanía para cimentar estos cambios de conducta en beneficio de las mujeres, pero también de los hombres.
Por su parte, el abogado antipatriarcal y fundador del Colectivo para la Diversidad (COPADI), Christian Gruenberg, tocó un punto primordial para entender la razón por la cual las masculinidades tóxicas han permanecido tanto tiempo en las culturas alrededor del mundo: “los hombres también son oprimidos por otros hombres, la masculinidad es también una fuente de violencia contra otros hombres”, aquellos que quieren cambiar la masculinidad hegemónica se ven violentados por hombres que ven vulnerados o en riesgo sus privilegios.
Barker coincidió en este punto y añadió que “No hay que tener miedo que nos cobren el ser aliados de la equidad”[.]