Muchos de los cuentos de hadas suelen plantear un conflicto existencial. Éstas heroínas y/o héroes tienen que realizar un viaje y pasar por muchas vicisitudes para llegar a su meta. Simbólicamente es un periplo interno en el que el protagonista tiene que luchar con el ego vencerlo y lograr su fin, recuperando su alma.
[media-credit name=»Captblack76″ align=»aligncenter» width=»562″][/media-credit]En los comienzos de la vida de una persona el ego siente curiosidad por el mundo del alma, pero con el tiempo, se preocupa más por satisfacer sus propios apetitos. El ego nace en nosotros para ayudarnos a vivir en el mundo exterior, forma parte de nuestra personalidad, nuestros pensamientos, ideas, valores y deberes. El ego es muy ordinario en comparación con el alma por eso, en todo momento quiere apoderarse de ella y en lugar de desarrollar una relación armoniosa, el ego engaña al alma.
De esta manera, le hace creer que todo lo que está afuera (dinero, poder, sexo, éxito…) la van a ser feliz. Hasta que el alma queda devastada, pero como no conoce otro camino, hace más de lo mismo, creyendo que así detendrá el dolor― las conductas compulsivas y adictivas lo, hacen temporalmente ―. Nuestra alma en ese momento se muere de hambre y para alimentarse busca lo que aparentemente la va a satisfacer.
Por tal razón nos drogamos, nos emborrachamos, abusamos del sexo, comemos en exceso, buscamos desesperadamente que alguien que no nos puede querer nos ame profundamente o trabajamos horas extras sobre horas extras.
Pinkola Estés. Psicóloga jungiana y cuentista, entre otras cosas más, en su libro Mujeres que corren con lobos (Barcelona: Ed. Sine Qua Non, 2002, p.286- 289) señala al respecto: “(…) perdemos la piel del alma. Cuando nos dejamos arrastrar demasiado por el ego, cuando somos demasiado exigentes y perfeccionistas (…), cuando nos sentimos insatisfechos a causa de nuestro yo y sus múltiples exigencias sociales, familiares, materiales, laborales y no decimos ni hacemos nada al respecto, cuando fingimos ser una fuente inagotable para los demás o cuando no hacemos todo lo que podemos para ayudarnos (…) El robo de la piel de nuestras almas no se debe exactamente a la adecuación o inadecuación de una persona o cosa sino al costo que estas cosas tienen para nosotras”Cuando perdemos la piel del alma, hay sufrimiento de por medio y quien la pierde actúa en función de lo que le dicen y desean los demás. Está desconectada de sí, no sabe qué quiere, necesita, desea o cómo se siente…En este caso, la persona que ha perdido la piel de su alma puede pasar años y años en una situación de vida.
En la película mexicana “Azahares para tu boda” (1950), dirigida por Julián Soler (1907-1977), la protagonista, Felicia (Marga López, 1924-2005) es la hija de una familia muy conservadora de los años 20. Enamorada y por casarse, sus padres la obligan a que rompa su compromiso cuando Carlos (Eduardo Noriega, 1916-2007) dice que no es creyente. Ella, incapaz de rebelarse, no hace nada. Sólo llora en silencio. Mientras su vida va pasando en cuatro paredes, sus hermanos van casándose y formando su familia. Felicia, como Penélope,(La Odisea), espera largos años, al hombre que un día le prometió matrimonio. La madre muere y el padre y los tíos con quienes vive, van envejeciendo. Cuando Carlos regresa por ella, el deseo de casarse vuelve a ser fallido, porque Carlos no quiere involucrarse con una familia donde ha habido robo y corrupción.
Años después, cuando ambos protagonistas están en la medianía de la década de los 40, él regresa a morir a sus brazos. Ella soltera y virgen, ha sufrido en silencio a lo largo de 25 años de manera callada, sumisa y obediente. Es una mujer sin vida. Cuando ve a su sobrina (Silvia Pinal, 1931) joven, espontánea, valiente con decisión para casarse con el hombre que ha elegido aunque sus padres se opongan, es cuando Felicia toma la fuerza para ser quien siempre quiso ser y sin importarle ya su padre anciano, ni el qué dirán, habla de su sufrimiento, de su miedo a rebelarse y de su cobardía. Le da a su sobrina los azahares que ella una vez iba a utilizar y está dispuesta a defenderla a costa de lo que sea. Es así como el sufrimiento de este personaje, lo lleva a tomar conciencia, ve lo que lo que éste le enseñó y su alma regrese a casa.
¿Tienes tú alguna experiencia que te ha alejado de la piel de tu alma? ¿cuál es? ¿qué estás haciendo hoy por volver a casa?
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