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El karma saya es la unión sexual entre un hombre y una mujer antes del matrimonio y fuera de éste. Nace y se desarrolla con la “fornicación” (palabrita que les encantaba usar en la Edad Media). Por esta unión, dos personas comparten entre sí karmas y defectos y quedan unidas para siempre. Es un ligamento emocional, sexual y kármico.
Es el cuerpo etérico el que vuelve a nacer cuando reencarnamos. El cuerpo emocional se forma con todas las experiencias que vamos teniendo a lo largo de nuestra vida. Es en éste donde residen nuestras emociones, nuestros sentimientos y nuestro carácter. Este cuerpo es el que elige que a quien vamos a atraer y que y quien nos atraerá a nosotros. El cuerpo mental guarda y recibe todos nuestros pensamientos. El cuerpo espiritual es una parte divina en nosotros, es inmortal y perdura toda nuestra evolución.
Desde el punto de vista de la reencarnación nuestro Karma individual se traslada aquella o aquellas personas con las cuales hemos tenido vida sexual; de igual manera sucede en sentido contrario, es decir, absorbemos el karma de la o las parejas con quienes hemos compartido vida sexual. Si una mujer, a lo largo de su vida ha tenido 16 parejas sexuales, ha compartido su karma con estos 16 hombres y a la vez se ha cargado del karma de estos mismos 16, que a su vez cargan el karma de todas las personas con las que se han unido sexualmente.
Es una cadena interminable. Si una de estas parejas sexuales, tiene un karma muy denso, éste también pasa a formar parte de esa mujer, por haberse unido a ese hombre. Debes tener en cuenta el estado de conciencia que tienes dentro de la relación sexual, pues esto incrementará o disminuirá el karma. Cuando una relación sexual se hace de manera irresponsable y se usa a la otra persona, el karma se incrementa mucho más.
Un encuentro sexual es, finalmente, un intercambio de energía. Será “obscura” si actuamos desde la lujuria y el egoísmo, será con “luz” si es con amor.
Conforme vamos aprendiendo en ésta, y a veces otras vidas, a ser menos egoístas en el momento de compartir nuestra sexualidad tenemos oportunidad de alcanzar formas más elevadas en el amor sexual.