Es un libro maravilloso que mediante la historia de Sabina, una adolescente que busca contactar a su abuela recién fallecida, te lleva de la mano para vivir la vida en forma más consciente y plena. Es una obra amena, enternecedora y profundamente espiritual. Muy recomendable para las mujeres de hoy que son, en el buen sentido de la palabra, verdaderas brujas modernas.

Aparte, Lylián de la Vega, quien orgullosamente ha sido colaboradora de Plenilunia, nos ofrece en este libro una serie de útiles recomendaciones y recetas para avanzar en esta vida.

Aquí les pasamos una cita textual de una de las recetas que nos entrega Lylián de la Vega, sólo a manera de probadita, para que se animen a ir a la librería a adquirirlo porque vale mucho la pena:

Conocer tu mente

Conocer tu mente es fundamental. ¿Te has dado cuenta de que ella jamás descansa? ¿Has notado que en tu mente el silencio es algo casi inexistente? Siempre hay un diálogo contigo misma, o un diálogo imaginado con alguien más. No para. Y si te fijas bien, la consecuencia de esta hiperactividad, es que te aleja del momento presente. Sí, atrapados como estamos en el perpetuo diálogo de la mente, pasamos muchos momentos ausentes de la realidad, como en piloto automático. No vemos el paisaje, no nos fijamos en el camino, ni siquiera vemos a la gente a nuestro alrededor. Vamos como zombis, hablando solos, fantaseando con el futuro o reviviendo el pasado. Saltándonos el presente. ¡Cuánta distracción!

¿Cómo podemos cultivar una autenticidad, el gozo de ser nosotros mismos, la gratitud, el entusiasmo, cómo podemos honrar nuestra palabra, si ni nos enteramos de lo que vamos viviendo, sintiendo, mirando, oliendo, escuchando, saboreando a cada paso? Sólo estando presentes. Y para ello es necesario entrenar a la mente.

Ritual diario para conocer tu mente

Aparta 15 minutos de tu tiempo al despertar o antes de acostarte a dormir, todos los días. Encuentra un lugar en donde puedas estar en silencio y sin interrupciones. Siéntate sobre un cojín, en el piso, con la espalda recta y las piernas en flor de loto, o en una silla, con las plantas de los pies en el piso y derechita, sin recargarte en el respaldo. Programa una alarma de reloj para que suene en 5 minutos, justo antes de empezar.

Observa tu respiración. No hagas nada, no trates de poner tu mente en blando, no cambies el ritmo de tu respiración. Sólo respira y observa como lo haces. Siente el aire entrar por las fosas nasales hasta los pulmones, siente tus pulmones expandirse y contraerse, siente el aire salir por tu boca o tu nariz, y vuelve a empezar.

Si llega un pensamiento a tu mente (siempre llegan), trata de no engancharte con él, sino dejarlo pasar. Si de pronto te das cuenta que ya no estás observando tu respiración, sino participando en uno de estos interminables diálogos de la mente, con mucha suavidad y amor dirige tu atención una vez más a tu respiración, hasta que suene la alarma.

Con el tiempo notarás que este ejercicio hace maravillas con tu mente. Te enseña a darte cuenta cuando tu mente te está llevando a un lugar que no es el momento presente, y puedes decidir regresar. Te volverás más consciente de tus pensamientos, y te será más sencillo darte cuenta cuando no estás siendo congruente y, con ello, podrás darle más valor a tu palabra. También te darás cuenta de todo lo positivo que tiene tu vida a cada paso, y te sentirás bendecida y feliz.

Autora: Lilyán de la Vega

Editorial: Vergara  www.edicionesb.mx

Colección Vivir Mejor

ISBN 978-607-480-466-9