Comer adecuadamente en las diferentes edades de la vida ayuda a prevenir malnutrición y enfermedades no transmisibles.
Tener una alimentación adecuada en las diferentes edades de la vida ayuda a prevenir la malnutrición, así como diferentes enfermedades no transmisibles (ENT), entre ellas, la diabetes, las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Este organismo internacional señala también que en los 2 primeros años de vida de un niño, la nutrición óptima ayuda a un crecimiento sano y mejora el desarrollo cognitivo, además de reducir el riesgo de sobrepeso y obesidad, así como de otras enfermedades no transmisibles, al tiempo que recomienda alimentar a los lactantes exclusivamente con leche materna durante los primeros 6 meses de vida y a partir de esa edad, complementar la leche materna con alimentos inocuos y nutritivos.
Asimismo, expertos refieren que durante la infancia se debe consumir una dieta variada que aporte la energía y los nutrientes necesarios para hacer frente al crecimiento y desarrollo de esta etapa de la vida, que es la mejor época para crear hábitos saludables en la alimentación. [1]
Más adelante, durante la adolescencia, el consumo de una dieta equilibrada y variada será garantía de una buena salud y una etapa para reafirmar buenos hábitos alimentarios. Sin embargo, el comportamiento en las dietas de las y los adolescentes puede estar determinado por numerosos factores externos: características familiares, amistades, valores sociales y culturales, redes sociales y creencias personales; e internos, tales como su salud, necesidades fisiológicas, imagen corporal, preferencias y aversiones en materia de alimentación.
Por su parte, los adultos mayores son los más propensos a reducir su consumo de sal o de azúcar; desarrollan mayor preferencia en el momento de la compra y tienen hábitos de alimentación más saludables a medida que envejecen, según un estudio realizado por la cadena de investigación de mercados Harris Interactive a casi 2,500 adultos estadounidenses, consultado por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO). [2]
Y si bien la composición exacta de una alimentación variada, equilibrada y saludable se establece por las características de cada persona -como la edad y el sexo, el contexto cultural, la disponibilidad y los hábitos-, los principios básicos de la alimentación saludable siguen siendo los mismos: incluir cinco porciones de frutas y verduras al día, disminuir el consumo total de grasa a menos del 30% de la ingesta calórica diaria; reducir el consumo de sal a menos de 5 gramos al día, y de azúcares libres a menos del 10%. [3]