Cuando la bella adolescente irlandesa de 15 años, Dympha, princesa de Desmond, supo que su padre, soberano de Oriel, en la ciudad de Cork, (hoy la segunda ciudad más poblada del país y el segundo puerto más importante de la nación), en la región de Munster (en el siglo VII formado por los reinos de Ormond, Thomond y el ya mencionado, Desmond ), supo que su padre, después de haber enviudado, se había enamorado de ella y la deseaba intensamente, huyó hacia Bélgica en compaña de su confesor.
El viejo sacerdote y la princesa se dirigieron a Bélgica y se instalaron en Amberes, región de Flandes, en el pueblecito de Geel. Allí se dedicaron a auxiliar a los más necesitados y pronto se ganaron el amor y el cariño de los lugareños. Poco tiempo después, el rey, que había estado tras sus pasos, les dio alcance. Furioso, ordenó a sus vasallos que guillotinarán al confesor. y, a continuación, al no convencer a su hija para que fuera su mujer, él mismo con su espada, la decapitó. Dice la leyenda, que, en ese momento, algunos enfermos mentales que se encontraban allí, al instante recuperaron la razón.
En el siglo XIII, unos campesinos a las afueras de la villa de Geel, se encontraron dos tumbas de mármol. Una guardaba el esqueleto de una mujer muy joven, otra, el de un varón mayor. Ambos decapitados. Muchos curiosos se acercaron a ver el hallazgo y poco tiempo después, entre los lugareños corrió la voz que epilépticos, lunáticos, neuróticos y sonámbulos sentían gran mejoría al estar cerca de la tumba de la joven. Pronto se comenzó a hablar de milagros, y más tarde, sobre el sepulcro de Dympha, se construyó una iglesia, (que hoy lleva su nombre). Para sanar, los dolientes tenían que vivir nueve días dentro de una cámara de enfermos que estaba en la iglesia. El día noveno debían pasar en cuclillas por debajo de un baldaquíno con las reliquias de la santa, con la esperanza de salir restablecidos. (El nueve es símbolo, entre otras cosas, de un nuevo ciclo que empieza).A lo largo del Renacimiento, enfermos mentales de toda Europa iban a Geel para recuperarse. En 1803 un doctor se dio cuenta de la enorme ventaja que sería formar una colonia de enfermos mentales en ese lugar. Pronto hubo 400 enfermos mentales alojados en las casas de los 10 mil habitantes de esa pequeña villa y en 1838 había tantos, que el Consejo Comunal de Geel acordó proporcionar alojamiento, comida sana y abundante a los enfermos, prohibiendo determinadamente maltratarlos.
La colonia, precursora de las comunidades terapéuticas actuales, fue dividida en cuatro sectores, con un médico y cuatro enfermeras por grupo y a la cabeza un médico inspector. La vida al aire libre, un trato amable, cordial y familiar, un trabajo que les permitiera sentirse útiles y productivos con base en su situación y circunstancia, fue la curación base de estos enfermos.Siete siglos más tarde, los habitantes de Geel siguen alojando a enfermos mentales en sus casas. Además de que, la ahora ciudad, tiene un hospital psiquiátrico. Según datos oficiales del Centro Público de Cuidados Psiquiátricos, en 2014, un 38% de los acogidos padece problemas de comportamiento, (por lo general combinados con dificultades de aprendizaje), episodios psicóticos (33%), trastornos de la personalidad (14%), autistas (9%). Antes de darles una familia, estos enfermos deben aprender el valor del dinero, a vestirse por si mismos y en general a ser autónomos. En tanto aquellos que sufren de algún trastorno de personalidad, Geel les ofrece el modo de reaprender, de interaccionar y de relacionarse con los demás de forma más adecuada.
Santa Dympha es representada como un jovencita de rostro dulce, rubia o pelirroja, de ojos azules, con una diadema en la cabeza, por haber sido princesa, un lirio en la mano izquierda, símbolo de su pureza, una espada en la misma mano, por haber sido ejecutada con esta herramienta, la biblia con un trébol, en la mano derecha, por haber nacido en Irlanda y un demonio sometido a sus pies, que simboliza la locura.
Es protectora de enfermos mentales y emocionales, depresivos, epilépticos, víctimas de incestos, sonámbulos y de personas que sufren cualquier tipo de adicción. Si tú formas parte de estos grupos o conoces a alguien que lo sea, ahora ya sabes a quien dirigir tus oraciones.
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