noviembre 24, 2024

La magia de los artesanos: recorrido por Oaxaca, Jalisco y Estado de México.

Angélica Velázquez

Oaxaca, Jalisco y el Estado de México son, quizá, tres de los lugares con más riqueza artesanal de nuestro país.

Oaxaca, Jalisco y el Estado de México son, quizá, tres de los lugares con más riqueza artesanal de nuestro país. Y es que sus artesanos logran plasmar en cada una de sus creaciones la sabiduría de los ancestros con la riqueza de la naturaleza ¡Conoce sus historias!

Uno de ellos es Hugo Rosano Díaz –originario de Metepec, Estado de México– quien pinta de naranja, rosa y azul las historias que cuentan los llamados Árboles de la Vida, hechos con barro. Crear la figura le tomó 17 días, desde que le trajeron la tierra, hasta ahora que la está pintando.

“La tierra con la que elaboramos los árboles es especial: pesada y rojiza. Cuando la entregan viene en terrones; por eso, lo primero que se debe hacer es molerla hasta dejarla fina. Después, se mezcla con agua junto con una flor llamada plumilla, que es de color blanco y parece pelusa”, explica el artesano.

Con sus manos, Hugo Rosano amasa esta mezcla hasta dejarla sin grumos y formar una especie de plastilina a la que da forma de un árbol en cuyas ramas crea figuras de flores, palomas, elefantes, de Adán, Eva, el arcángel Gabriel y Dios. Luego, con un pincel da color a cada imagen, para lo cual no hay límites.

Las ramas del árbol pueden ser rosas o azules y las flores, verdes, es cuestión de imaginación. Además de las figuras tradicionales, hay Árboles de la Vida que representan la primavera (están repletos de mariposas y flores), la muerte (con catrinas y huesos por todos lados), el relato del Diluvio, y hasta juguetes (baleros, trompos y tarjetas de lotería).

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Así, desde la carretera libre a Toluca, que lleva a Metepec, el paisaje se colorea con estas figuras que, dicen, dan suerte, abundancia y felicidad a quien las compra.

Jalisco

El encanto de los huicholes

A diferencia del paisaje multicolor mexiquense, la sierra occidental de Jalisco muestra colores neutros en su tierra ocre y seca, así como en la vestimenta blanca de los huicholes que ahí viven. Sin embargo, basta acercarte a un puesto de artesanías hechas con chaquira o hilo para disfrutar un estallido de imágenes con tonos intensos.

Las más famosas son las figuras de cabeza de jaguar y los venados, que, gracias a la suma de pequeñas chaquiras, lucen de rojo, naranja, amarillo, azul y verde. Y si bien parecería fácil y rápido hacer estas figuras, el artesano Salvador Candelario Carrillo, cuenta que a veces sólo la decoración de la imagen de un tigre grande puede demorar hasta tres meses.

En la superficie de cada animal se plasman figuras de flores, estrellas, milpas de maíz y peyotes, que hablan del entorno en el que viven.

«Antes, estas artesanías no se hacían con la intención de venderlas, sino que nuestros antepasados las elaboraban para pedir lluvia para la siembra, que algún enfermo se curara o que una mujer infértil lograra embarazarse«, dice el artesano.

Una vez hechas las figuras de chaquira, los antiguos huicholes las dejaban en piedras y ojos de agua sagrados para hacer su petición. Pero entonces, se dieron cuenta que los extranjeros se las llevaban como adorno y decidieron comercializarlas.

“Me siento orgulloso de mis raíces, lo cual inculco mucho a mis hijos. Además, vivo mejor con lo que obtengo por las artesanías que lo que ganaba cuando vivía de la cosecha de tabaco; y, gracias a que ya no tenemos que viajar para alimentar a nuestros hijos, pueden ir a la escuela y aprender su cultura”, asegura Candelario Carrillo.

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Los alebrijes, abejas azules y dragones morados

Si bien los alebrijes son originarios del Distrito Federal y generalmente se elaboran con papel maché, en Oaxaca un grupo de artesanos los hacen con madera de copal.

Este árbol –blanco por dentro, pero con corteza gris– despide un aroma atrayente, por lo cual desde la época prehispánica su resina se utiliza para hacer incienso.

Además, los antiguos oaxaqueños usaban la madera para tallar máscaras, juguetes y figuras de animales domésticos, como vacas, gatos y perros.

Sin embargo, el ingenio de los oaxaqueños poco a poco fue cambiando las formas y colores de estos animales hasta transformarlos en seres fantásticos, como cerdos verdes, águilas azules, búhos rojos, chapulines anaranjados y dragones multicolores.

Estas sorprendentes figuras son el resultado de la admiración por la naturaleza, la mitología, las fantasías, sueños y hasta las pesadillas de cada persona, comenta Florencio Fuentes Melchor, artesano de San Martín Tilcajete (municipio ubicado a23 kilómetrosde la capital oaxaqueña).

“Plasmamos lo que sentimos, imaginamos y vemos para crear figuras maravillosas que no causen miedo, sino admiración”, dice.

Además, la creación de estas figuras también ha ayudado a la naturaleza, ya que, con el objetivo de que las futuras generaciones de artesanos cuenten con madera suficiente para trabajarla, en San Marín Tilcajete se lleva a cabo la reforestación de múltiples hectáreas, con árboles de copal.

Esta unión con el medio ambiente y sus orígenes (el padre y el abuelo de Florencio Fuentes elaboraban artesanías) llenan de orgullo al artesano oaxaqueño. “A través del tallado de estas figuras conservamos nuestras tradiciones y costumbres, al tiempo que compartimos una parte de Oaxaca con el resto de México y el mundo”, afirma Florencio Fuentes.

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Esto es sólo una muestra de la riqueza de nuestro México. En cada rincón podemos encontrar maravillas hechas por las manos de nuestros artesanos. No dejes de sorprenderte ante la diversidad que conforma el multicolor mosaico de las artesanías mexicanas.