Hace algunos años las mujeres se sentían realizadas al tener hijos. En la actualidad ya no es una prioridad, pues prefieren tenerlos después de haber cubierto otras necesidades como tener una profesión, viajar o hablar idiomas. Y aunque no se mencione así, el embarazo involucra a todo el sistema familiar, por lo que en esta etapa la mujer se ve obligada a ajustarse a los cambios emocionales, psicológicos, sociales y económicos que conlleva un embarazo.
En consulta privada con mujeres embarazadas, es importante trabajar sus emociones debido a que la futura madre vive una crisis interna por sus cambios y ajustes bio-psico-sociales que la llevan indiscutiblemente a revalorar su vida en general. En la parte emocional, surgen una serie de cuestionamientos e inquietudes por su nueva condición de mamá:–Sentimientos de incertidumbre: miedo a ser mamá y contrariedad por cómo equilibrar el amor de su pareja con el nuevo bebé y la familia.
–Experimenta altos niveles de estrés debido a las expectativas que se plantea sobre su desempeño: “¿Seré una buena madre?”.
-Preocupación por la economía y los gastos propios de este periodo.
–Experimenta sentimientos de inadecuación por su nueva imagen. Incluso, esto la lleva en ocasiones a dudar del amor de su pareja y desarrollar sensaciones de estar de más en la vida conyugal.
En el aspecto psico-emocional, experimenta también una serie de cambios que tendrá que ir trabajando paulatinamente para poder disfrutar plenamente de su embarazo y del futuro bebé.
Dichos cambios son los siguientes:
- Hipersensibilidad emocional (se incrementa significativamente durante los últimos meses).
- Irritabilidad y vulnerabilidad.
- Inseguridad ante su nueva imagen: se siente “fea”.
- Preocupación natural por la incertidumbre de si su bebé nacerá sano.
- Algunas embarazadas experimentan una gran necesidad de protección y desean se les brinde seguridad en todos aspectos.
- Soledad y depresión.
- Distorsiona su auto-imagen: siente la necesidad de esconderse, de no mostrarse en lugares públicos y distanciamiento de amistades.
Experimenta temor a que la vean con sobrepeso o poco atractiva, por lo que elige aislarse y descuida su arreglo personal o, contrariamente a ello, se esmera en su arreglo e imagen.
Algunas mujeres desarrollan desde el embarazo un odio disimulado y mal trabajado hacia su nuevo bebé. Aunque lo deseen tener, en el fondo se sienten frustradas debido a que ven truncadas algunas aspiraciones como un ascenso laboral, crisis en la relación de pareja, infidelidad comprobada o simplemente el cambio de su cuerpo que atribuyen al embarazo.
El embarazo no es para todas las mujeres una etapa de alegría y felicidad como se debiera vivir; esto tiene gran importancia porque el bebé aún dentro de la madre siente todo ese rechazo o la aceptación que se le brinde. Los cambios psico-emocionales que lograrán fortalecer la autoestima, la imagen y la identidad que tendrá ese bebé como adulto, se perciben a través de su madre desde que es embrión hasta su nacimiento.
Un apoyo psicológico profesional en esta etapa favorece en gran medida el desarrollo emocional de la mujer embarazada, de su pareja e incluso del propio bebé, quien tendrá un equilibrio pleno en su vida de adulto y su calidad de vida será diferente.
Se piensa que el embarazo es un asunto sólo de la mujer, pero en definitiva concierne a dos personas, pues el compañero también experimenta una serie de crisis emocionales internas y la dinámica de pareja y de la familia se altera en todos los sentidos.
Sería ideal planear con anticipación cada embarazo porque no sólo es un motivo de alegría para la humanidad, sino de enriquecimiento espiritual de toda mujer que así lo desee: dar, crear y transmitir vida.
Por Guadalupe Ávalos, Psicóloga, Terapia Humanista y Gestalt.