En el marco de este Día Internacional de la Planificación Familiar el Instituto Nacional de las Mujeres (INMujeres) reafirma que la planificación familiar se debe convertir en una forma de vivir y pensar; ello implica fortalecer políticas públicas con perspectiva de género para que se alcance el desarrollo económico, social y cultural en mujeres y hombres. Por lo que es necesario deconstruir las prácticas sociales basadas en la valorización diferencial de las mujeres con respecto de los hombres y cómo ésta repercute en su salud sexual y reproductiva.
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Datos y cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
- Se calcula que en los países en desarrollo unos 222 millones de mujeres desean posponer o detener la procreación pero no utilizan ningún método anticonceptivo.
- Algunos métodos de planificación familiar ayudan a prevenir la transmisión del VIH y otras infecciones de transmisión sexual.
- La planificación familiar disminuye la necesidad de recurrir al aborto peligroso.
- La planificación familiar refuerza el derecho de las personas a decidir el número de hijos e hijas que desean tener y el intervalo de los embarazos.
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Uno de los derechos fundamentales que tienen mujeres y hombres en el ámbito de la reproducción es la planificación familiar. Las mujeres tienen el derecho a decidir si quieren embarazarse-y en qué momento de su ciclo de vida lo harán-, así como a no hacerlo; esas decisiones repercuten en forma directa en la salud física y mental de las mujeres por lo que es necesario contar con la educación sexual adecuada y con los servicios de salud indispensables para ello.
Un país que genera acciones afirmativas en planificación familiar, en particular hacia las mujeres reconoce el desarrollo humano de estás; ya que la falta de métodos anticonceptivos disponibles y accesibles para mujeres adultas y adolescentes vulnera el derecho a la salud poniendo en riesgo su vida en las diferentes etapas de desarrollo.
Empero, si se sigue concibiendo a la mujer como un ente “pasivo” en relación a su sexualidad no se logrará una conciencia de corresponsabilidad respecto a la salud sexual y reproductiva.
El género permea cualquier decisión en el ámbito de la planificación familiar; desde el conocimiento de los métodos anticonceptivos, la prevención de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) y Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), así como de la conducta reproductiva inherente a la salud de las mujeres. Por lo tanto, al invertir en la planificación familiar coadyuvan al progreso de su sociedad.
A lo largo de la historia de la humanidad se han dado pasos lentos pero fructíferos relacionados con el empoderamiento de las mujeres hacia su sexualidad: apropiación de su cuerpo, de su sexualidad y de su salud reproductiva.
Habrá que observar hacia adelante y construir otras miradas en torno a la decisión de tener o no hijas e hijos, sin factores externos como puede ser la presión de la familia o la red de amistades.
De esta manera, apelar a la autonomía de las mujeres en este ámbito se convierte en un reto para cada una de las mexicanas y mexicanos ya que sólo una sociedad que poco a poco vaya desnaturalizando la procreación generará otras posibilidades para mujeres y hombres contemporáneos en el goce de su sexualidad.
El reto al que nos enfrentamos hoy es hacernos corresponsables de nuestro derecho a procrear -en alianza hombres y mujeres con las instituciones- a fin de fomentar el respeto a la diferencia desde múltiples miradas: tener o no tener hijas e hijos con la conciencia de proveer lo necesario para vivir; así como solidarizarnos con quien se encuentre en otra circunstancia de vida.