noviembre 23, 2024

La ONU recomienda disminuir la sobrecarga de trabajo de las mexicanas

El trabajo doméstico agota
Guadalupe Cruz Jaimes
Guadalupe Cruz Jaimes
El trabajo doméstico agota

A pesar de que aumentó el ingreso de las mujeres al mercado laboral, sus labores de cuidado en el hogar permanecieron.

En México uno de cada 4 hogares está encabezado por una mujer, quien además de sustentar a su familia económicamente, realiza el llamado “trabajo invisible” en el hogar por el que no recibe ningún tipo de remuneración.

ONU Mujeres llamó a implementar políticas públicas que incluyan una mayor participación del Estado, las empresas y los varones en el cuidado infantil, de las personas adultas mayores, enfermas o con alguna discapacidad, con el fin de disminuir la sobrecarga de trabajo de las mexicanas.

Durante el foro “Brechas y desigualdades en el empleo en México. Por el empoderamiento económico de las mujeres y un crecimiento inclusivo”, que se llevó a cabo en la ciudad de México, Ana Güezmes, directora regional de ONU Mujeres para México, Centroamérica, Cuba y República Dominicana, denunció la persistente brecha de desigualdad de género en el país.

Güezmes menciona que de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el 33.5 por ciento de las mujeres no tiene ingresos propios, mientras que sólo 10 por ciento de los hombres está en esa circunstancia.

A pesar de que aumentó el ingreso de las mujeres al mercado laboral, sus labores de cuidado en el hogar permanecieron.

Según la medición del uso del tiempo en 12 países de América Latina y el Caribe (incluido México), impulsada por ONU Mujeres, las habitantes de la región dedican más del doble del tiempo que dedican los hombres a las labores domésticas.

La encuesta del uso del tiempo en México revela que las horas que destinan las mujeres a estas tareas tienen un valor económico que representa alrededor del 22 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), un aporte mayor al de ramos productivos como la manufactura y la agricultura.

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El 75 por ciento del trabajo en el hogar no remunerado lo realizan las mujeres, es decir, ellas abonan 18 por ciento del PIB.

En el mercado laboral remunerado, también existen brechas importantes por superar, ejemplo de ello, dice, es que mientras 77 por ciento de los hombres cuenta con un empleo, apenas 43 por ciento de las mujeres tiene acceso a una fuente de trabajo.

A pesar de que aumentó el ingreso de las mujeres al mercado laboral, sus labores de cuidado en el hogar permanecieron.

La carga doméstica y laboral en verdad es agotador.

Además las mexicanas ganan en promedio 25 por ciento menos que los hombres y están ocupadas en empleos relacionados con su condición de género como servicios de cuidado, personales y educativos.

Por si fuera poco, 3 de cada 10 trabajadoras en el país ha sido víctima de discriminación y violencia en el ámbito laboral. Muestra de ello es que de los 16.9 millones de trabajadoras, al 10 por ciento le exigieron una prueba de que no estaba embarazada como condición para ser contratada.

Otra forma de discriminación en el trabajo es que 36 por ciento de las mujeres se ocupa en jornadas parciales que limitan sus derechos laborales y disminuyen sus salarios; en esa condición sólo se ubica el 20 por ciento de los hombres.

Como resultado de la segregación laboral, el 57 por ciento de las mexicanas carece de seguridad social, por lo que apenas 10 por ciento de las trabajadoras tiene acceso a la jubilación, derecho del que goza 51 por ciento de los hombres.

De seguir así, advierte la directora regional de ONU Mujeres, en un futuro será mayor la carga de personas adultas mayores dependientes en los hogares, pues actualmente carecen de protección social.

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Ana Güezmes apunta que se necesita una política pública incluyente “que responda a las necesidades de cuidado, generando un nuevo paradigma, en el que exista más participación del Estado, empresas y de los hombres para disminuir la carga trabajo de las mujeres”.

Para lograrlo, abunda, es preciso crear una política de empleo que se base en la productividad con igualdad, ampliando la promoción de empleo con calidad, pues mientras continuemos con políticas centradas en el crecimiento macroeconómico, ignorando el trabajo, “seguiremos con una crisis tras otra”, subraya.

 

Guadalupe Cruz Jaimes/CIMAC

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