Por Montserrat Pedraza Larraguivel, sexóloga educativa, integrante de Vínculo Colectivo. Puede que esto suene raro, incluso a tele anuncio de madrugada, pero es la verdad. Toda la vida nos han enseñado, a mí también me tocó, que al tener relaciones sexuales o sexo; que dicho sea de paso, el sexo es un aspecto biológico de la sexualidad, pero luego hablamos de eso; tiene que haber un pene perfectamente erecto introduciéndose vigorosamente a una vagina perfectamente lubricada.
Me refiero a que según la educación que tuvimos, haya sido o no escasa, las personas debemos tener relaciones heterosexuales, coitocentristas, pensando solo en el placer de los órganos sexuales pélvicos, pene y vagina, mediante la penetración, y ya.
Coitocentrista o coitocentrismo, viene de coito el cual se entiende o usa como el acto consistente en la introducción de un pene en una vagina y de centrismo o centrista que se refiere a la tendencia de situar lo propio como centro del universo. O sea que solo importa y cuenta una penetración y lo demás se deja de lado, sin contar o ser importante.
Heterosexuales, exclusivamente hombre-mujer o mujer-hombre, lo mismo pero, al revés, con la única o casi única intención de la reproducción. De nuevo esto es tema para otro artículo (ya les debo 2).
Pensar o considerar así las relaciones sexuales, sí es una completa mentira, bueno, no del todo, pero tener, vivir y disfrutar nuestra sexualidad como personas, y afortunadamente como seres sexuados, va mucho más allá de eso; créeme cuando digo “mucho”.
Empezando porque en esas relaciones heterocoitales, dejaríamos totalmente de lado a las personas que tienen relaciones sexuales con otras personas de su mismo género, es decir, homosexuales, social y normalmente llamados “gays y lesbianas”, porque “faltaría” un pene o una vagina.
Siguiendo por esa línea, si solo es para la reproducción, qué hay con las personas que no pueden o no queremos embarazarnos, sea hombre o mujer; de nuevo nos están dejando fuera del juego.
Ahora, vamos con la parte del coito, eso nos llevaría a todos a perdernos de un montón de juegos, prácticas, posiciones, sensaciones, estimulaciones… muchísimas cosas que no incluyen o no se enfocan en la penetración pene-vagina. Porque sí, aunque nos cueste, puede haber penetración vaginal sin pene o penetración sin vagina. Creo que ya llevo 3 artículos.
“El sexo es penetrar para embarazarse y ya”. “Y ya” dicen, “¡¿Y ya!?” digo yo; ¿dónde quedan las manos, las bocas… el resto de nuestros cuerpos, incluyendo la piel, los sentidos, las extremidades y todo, de verdad todo lo demás? No por nada dicen que el órgano más grande del cuerpo es la piel, con tantísimas terminaciones nerviosas para disfrutar.
A quién no le encanta un buen beso, una caricia, cosquillas, hasta una ligera nalgada o jalón de pelo, si estamos con una pareja, obvio todo con cuidado y consentimiento de todos los implicados, y ahora que escribo todos los implicados, ¿quién dijo que las relaciones solo son en pareja? Puede haber más de dos personas.
Por otro lado, pensemos en la persona con quien podemos estar a solas, disfrutando de nuestra sexualidad, quien nos acompañará durante toda la vida y nos conoce mejor que nadie… sí, adivinaron, nosotros mismos.
Todo lo que podemos hacer y lo que podemos alcanzar con una mano y eso que la bendita naturaleza nos dio DOS, un juguete sexual, lubricante, agua caliente, velas, música… en serio cuando digo que nos perdemos de muchas cosas es porque de verdad lo hacemos.
Así que ya saben, ya estuvimos escribiendo y leyendo sobre otras y tantas formas de disfrutar la sexualidad, de cada una, ojo, en el cada una, porque no todo es para todas, lo divertido e interesante aquí es experimentar, probar, pero sobre todo disfrutar.
Ahora que han llegado al final de este artículo, vayan a hacer todo lo que escribí, todo lo que imaginaron, lo que les llamó la atención… todo y más. Sonará trillado pero el límite es su imaginación, el límite son ustedes mismas. Vayan, dense y disfruten.