Hormonas femeninas

Sabemos que la liberación de un óvulo cada mes en el ovario permite la formación de dos hormonas femeninas básicas: los estrógenos y la progesterona, de tal manera que éstas se encuentran involucradas en nuestra función mensual.

Cuando nacemos lo hacemos con una cantidad de óvulos ya definida genéticamente para cada una de nosotras; cuando agotamos esta reserva ovárica dejamos de tener producción de estas hormonas, por lo tanto ya no reglamos y se termina la posibilidad de procrear, esto ocurre alrededor de los 50 años. Ya que una mujer deja de reglar por un año entero, decimos que está en Menopausia y a los cambios que ocurren alrededor de la última menstruación le llamamos Climaterio, de tal manera que la menopausia es un estado que se identifica de forma retrospectiva. Esta disminución de hormonas femeninas ocasiona algunos trastornos tales como: bochornos, resequedad de la piel, resequedad vaginal, disminución del deseo sexual, cambios del estado de ánimo, lo que en su conjunto lleva el nombre, como ya dijimos, de Climaterio.

Así que si ya vimos que esto ocurre por la falta de hormonas, es fácil deducir que el tratamiento es la restitución de esta función hormonal, para lo cual aún hay controversia, aunque poco a poco se están poniendo de acuerdo los que más saben. Es conocido que si éstos síntomas son muy intensos el tratamiento de primera elección son las hormonas, si los síntomas son leves, entonces se pueden utilizar algunos otros medicamentos no hormonales.

El uso de unos u otros no sólo depende de los síntomas sino también de los antecedentes y estado de salud de la paciente en particular. Se ha dicho que las hormonas causan cáncer, yo me pregunto, si esto fuera cierto entonces todas las mujeres tendríamos cáncer por estar expuestas a ellas durante unos 30 o 40 años de nuestra vida, ¿cierto? Y no es verdad, pero una paciente tiene ciertas características, el uso de hormonas podrían acelerar la aparición de tumores u otros efectos indeseables.

Además de estas alternativas de manejo existe la posibilidad de modificar ciertas conductas en la vida diaria para minimizar los síntomas, como la dieta y el ejercicio. Lo último sería el factor más importante para mejorar las condiciones de vida. El ejercicio por excelencia es la caminata, el cuerpo humano está diseñado anatómicamente para esta actividad, la natación es otra alternativa así como la bicicleta fija.

También existe otra alternativa de tratamiento fácil para estos síntomas, lo que llamamos comúnmente Fito estrógenos, que no son hormonas pero en algunos tejidos tienen una función parecida, en el mercado lo encontramos como lecitina de soya. Esta es una alternativa segura para el tratamiento de los síntomas sin los efectos indeseables de las hormonas.

Por otro lado, la falta de hormonas también tiene otras consecuencias como por ejemplo la pérdida acelerada de calcio en huesos, y que conocemos como Osteoporosis (cuando la disminución causa fragilidad y se rompe sin necesidad de un golpe o caída). Otra consecuencia de la falta hormonal se refleja en la función del corazón ocasionando aumento en el colesterol y las grasas en la sangre lo que aumenta el riesgo para un infarto. En esta época también puede coincidir que la glándula tiroides deje de funcionar o se desarrolle diabetes.

Ante todos los síntomas y padecimientos, hay tratamientos. Uno muy efectivo es cuidarse y tener una gran actitud, además de estar muy bien informadas. Hay que vivir esta nueva etapa de la vida con una sonrisa, actividad física y buenos hábitos, ¡no falla!

Lic. Adriana Espinosa Cano

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