“Las mujeres no tenemos que vivir una vida incómoda”: Adriana Rosales, creadora el espejo vaginal feminista
En la Medicina y la Salud, las mujeres no solo deben ser pacientes, sino también protagonistas.
A lo largo de los años, la medicina ha sido dominada por enfoques masculinos, que no siempre priorizan la comodidad o las necesidades de las mujeres. Sin embargo, una nueva ola de innovaciones feministas está abriendo caminos hacia una ginecología más humana y respetuosa.
En esta entrevista, Adriana Rosales, diseñadora industrial, nos cuenta cómo su interés por mejorar la experiencia ginecológica la llevó a rediseñar el espejo vaginal, un instrumento que durante 150 años ha sido símbolo de la visión patriarcal en los consultorios.
Plenilunia – Adriana, cuéntanos un poco sobre cómo comenzó tu interés en el diseño feminista.
Adriana – Mi interés por el diseño surgió a partir de mi inquietud por entender cómo se hacen las cosas y cómo funcionan. Aunque comencé estudiando ingeniería mecánica, pronto me di cuenta de que mi creatividad no encajaba en ese entorno, y finalmente encontré mi camino en el diseño industrial en la UAM Xochimilco, una universidad que promueve un enfoque socialmente responsable del diseño.
Este enfoque encajaba además, muy bien con mis ideales y mi tendencia cercana al movimiento feminista.
Plenilunia – ¿Cómo fue que decidiste centrarte en este proyecto?
Adriana – El interés surgió durante una conversación con amigas, donde todas compartimos lo incómodo y desagradable que puede ser una visita al ginecólogo. Al estar en mi último año de carrera y buscando un tema de tesis, me pareció una oportunidad natural investigar más a fondo sobre la experiencia ginecológica desde la perspectiva de las pacientes. Así llegué a uno de los instrumentos más odiados por las mujeres: el espejo vaginal.
El núcleo de este proyecto es hacer sentir a las mujeres que no tenemos que vivir una vida incómoda y no sólo se traduce a la experiencia ginecológica.
Plenilunia – Tu diseño ha sido descrito como un espejo vaginal feminista. ¿Cómo abordaste el rediseño de este instrumento desde una perspectiva feminista y centrada en las usuarias?
Adriana – La ginecología tiene una larga historia machista y patriarcal.
Para mí, era claro que el diseño del espejo vaginal, un instrumento utilizado desde hace 150 años sin apenas cambios, reflejaba esa falta de evolución. Mi proyecto, llamado Ninfem, tiene como objetivo priorizar la experiencia de las usuarias, no sólo la de los médicos.
Mi inspiración provino de la copa menstrual, que también revolucionó la forma en que las mujeres interactúan con sus cuerpos.
Plenilunia – ¿Cómo funciona Ninfem y qué lo hace diferente del tradicional espejo vaginal?
Adriana – El diseño del Ninfem se basa en un cilindro de silicón de grado médico que puede enrollarse para su inserción en la vagina. A diferencia del espejo tradicional, que es frío y metálico, este diseño es suave y ergonómico. Una vez dentro, el cilindro se expande automáticamente, permitiendo la visibilidad de las paredes vaginales de una manera mucho menos invasiva. Además, es traslúcido, lo que permite una visualización más completa y cómoda tanto para la paciente como para el médico.
Plenilunia – ¿Cómo esperas que este diseño impacte en la relación de las mujeres con sus cuerpos y con sus ginecólogos?
Adriana – Mi utopía es que las mujeres puedan tener su propio espejo vaginal, como ahora sucede con la copa menstrual. Esto les permitiría no solo conocer su cuerpo, sino también generar un vínculo de confianza con el instrumento y con su salud ginecológica. Este diseño tiene el potencial de transformar la experiencia en los consultorios, haciéndola más cómoda y menos intimidante.
Plenilunia – Finalmente, ¿qué pasos siguen en la producción y comercialización de Ninfem?
Adriana – El proyecto aún está en fases de desarrollo y búsqueda de inversionistas, pero mi objetivo es que en un futuro cercano pueda estar disponible para las mujeres de todo el mundo. Estoy convencida de que es un paso necesario hacia una ginecología más humana y feminista.
En un mundo donde la medicina sigue cargando con prácticas patriarcales, las mujeres deben influir en los instrumentos y tecnologías que afectan su salud
Innovaciones como Ninfem nos acercan a un futuro donde las mujeres puedan sentirse seguras, cómodas y empoderadas en cada consulta ginecológica.
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