¿A qué le llamamos energía? Antes que nada, es necesario aclarar términos que nos ayuden a entender los procesos físicos y mentales por los que pasamos. Lo anterior con el objetivo de tomar las decisiones adecuadas en cada aspecto de nuestra vida.
Si empezamos con lo físico nos apoyaremos de una base médica celular. En este sentido, lo que llamamos energía es en realidad una molécula conocida como trifosfato de adenosina (ATP, por sus siglas en inglés). Esta molécula se produce gracias a unas estructuras diminutas llamadas mitocondrias.
La función de la ATP es almacenar energía para luego entregarla a las células de otras partes del cuerpo. Además, a medida que envejecemos, nuestro cuerpo tiene menos mitocondrias, lo que impacta en la cantidad de energía que tenemos.
El ATP y la energía corporal
El Dr. Anthony Komaroff, profesor de medicina de la Facultad de Medicina de Harvard, menciona que, “si sientes que no tienes suficiente energía, es probable que tu cuerpo tenga problemas para producir suficiente ATP, lo que impacta directamente a todas las células de tu cuerpo”.
Si bien es posible que no se puedan superar todos los aspectos de la pérdida de energía relacionada con la edad, hay formas de ayudar a nuestro cuerpo para producir más ATP y reponer los bajos niveles de energía en nuestra vida cotidiana.
Los rituales también son importantes
Nunca olvides que no sólo somos cuerpo, también somos mente. En ese sentido la Psicología ha sido la herramienta que nos ayuda a entender aquellos fenómenos que no se quedan sólo en los malestares físicos.
Debes saber que un estudio encabezado por Ximena García-Rada, de la Escuela de Negocios de Harvard, menciona que es necesario que existan estímulos mentales para poder tener la energía suficiente que nos ayude a cumplir nuestras tareas diarias.
Valorar una simple acción matutina, como darte el tiempo de prepararte tu té o café todas las mañanas, la convertiría en una acción significativa que te ayudará a visualizar tu día y encontrar las motivaciones necesarias para resolver cualquier reto.
Además, un estudio de la Asociación Americana de Psicología confirmó que un ritual puede reforzar el autocontrol, lo que te ayudará a planear de manera más eficiente tus tareas y decidir qué requiere más energía. Lo anterior te ayudaría a controlar en gran medida el estrés y a organizarte mejor.
Tips para aumentar tu energía de forma natural
Finalmente queremos compartirte algunos tips que te ayudarán a aumentar tu energía física y mental para conseguir que cada día cuente.
Controla el estrés
Es un hecho que las emociones inducidas por estrés consumen enormes cantidades de energía. En este sentido, buscar terapias de relajación y actividades de contención emocional serán herramientas eficaces para reducir el estrés.
Baja tu carga de trabajo
El trabajo es probablemente el mayor consumidor de energía, ya sea por carga laboral o escolar. Por esta razón es necesario que organices bien tus tiempos, equilibra los momentos de descanso por trabajo y trata de evitar la procrastinación.
Recuerda, procrastinar no se relaciona a una mala administración del tiempo, sino a una negación de hacer tareas que no nos son placenteras. Encuentra la motivación en las pequeñas cosas
Haz ejercicio
Uno de los más grandes aliados en cuanto a la salud en general es el ejercicio. Además de motivarte a dormir como angelito, ayudará a producir ATP mediante la oxigenación.
En cuanto a los procesos cerebrales, se aumentarán los niveles de dopamina en el cerebro, hormona encargada de mantener un buen estado de ánimo.
Puedes iniciar con algo simple como caminatas que te ayuden a aumentar tu ritmo cardíaco de manera periódica sin necesidad de forzarte.
Limita tu sueño
Así como lo leíste, duerme menos, pero duerme mejor. Es probable que este consejo suene extraño, sin embargo, dormir menos te ayudará a conciliar el sueño de manera más rápida lo que promueve un descanso reparador a largo plazo.
No tomes siestas durante el día. Prueba la primera noche acostándote más tarde de lo habitual y duerme solo cuatro horas. Si sientes que dormiste bien en ese tiempo agrega de 15 a 30 minutos cada noche. El objetivo es que puedas dormir de manera profunda la mayor parte del tiempo, esto ayudará a que tu cuerpo realmente pueda recuperar su energía, pues, aunque suene extraño, ahorra más energía al dormir profundamente que durante un sueño largo y desordenado.
Alimentante bien
Una de las claves de la vida, además de la respiración, son el qué y cómo comemos. Los expertos recomiendan ingerir alimentos que tengan azúcares de absorción lenta.
Debes saber que los alimentos de azúcares de absorción rápida y almidones refinados consumen grandes cantidades de energía. El hígado hace un enorme esfuerzo para procesar esas azúcares, creando un síntoma de abstinencia cuando pasa el efecto energizante.
Puedes aumentar tu ATP con ácidos grasos y proteínas que vienen de carnes magras como pollo, pavo, atún, salmón y nueces. Según el Dr. Komaroff.
“Cuando la falta de energía es un problema, lo mejor es hacer comidas pequeñas y colaciones a pocas horas. El cerebro tiene mínimas reservas de energía propias por lo que necesita un suministro constante de nutrientes.
Además, las comidas abundantes hacen que los niveles de insulina se disparen, al pasar esto, los niveles de azúcar en la sangre bajan rápidamente causando la sensación de fatiga”.
Bebe suficiente agua
Uno de los primeros signos de cansancio es la deshidratación. Si bien, las necesidades de ingesta de agua varían de persona a persona y sus propias actividades, se sugiere un promedio de 2 litros al día así como comer suficientes alimentos altos en porcentaje de agua como el melón, pera, naranja, fresas, manzanas (sin cascaras), rábano, lechuga, col, entre otros.