diciembre 2, 2024

Pobreza menstrual: desigualdades en los derechos fundamentales de quienes menstrúan

Plenilunia Salud Mujer
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A lo largo de los siglos, diversas culturas han asociado la menstruación con ideas de impureza y vergüenza, lo que ha generado estigmas que persisten en la actualidad.

Estas creencias limitan el acceso a productos de higiene menstrual, información adecuada y condiciones dignas para gestionar la menstruación, especialmente en comunidades vulnerables.

Estas desigualdades no solo impactan la salud y bienestar de quienes menstrúan, sino que también profundizan las brechas de género, afectando su derecho a la educación y participación plena en la sociedad. Combatir estos tabúes es crucial para avanzar hacia una equidad de género real, garantizando que la menstruación no sea una barrera para el ejercicio de los derechos fundamentales.

A lo largo de los siglos, diversas culturas han asociado la menstruación con ideas de impureza y vergüenza, lo que ha generado estigmas que persisten en la actualidad.

Se refiere a la falta de acceso a productos

La pobreza menstrual se refiere a la falta de acceso a productos de higiene menstrual, así como a una educación adecuada y a instalaciones dignas para gestionar la menstruación de manera segura y saludable. Este concepto no solo implica la carencia de productos como toallas sanitarias o tampones, sino también la falta de baños limpios, agua y jabón, así como el desconocimiento sobre el ciclo menstrual.

La pobreza menstrual impacta especialmente a mujeres y personas menstruantes en situación de vulnerabilidad, exacerbando la desigualdad social y limitando su acceso a la educación, el trabajo y una vida digna.

La pobreza menstrual se refiere a la falta de acceso a productos de higiene menstrual, así como a una educación adecuada y a instalaciones dignas para gestionar la menstruación de manera segura y saludable.

En entrevista con la cofundadora de Menstruación Digna, Anahí Rodríguez, destaca que “la pobreza menstrual tiene raíces en la falta de políticas públicas que consideren la menstruación como un derecho humano” .

En muchos países, el acceso a productos de higiene menstrual sigue gravado por impuestos que dificultan aún más su adquisición para las personas en situación de pobreza.

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Impuesto eliminado en 2022

En México, este impuesto fue eliminado en 2022, gracias a los esfuerzos de organizaciones como Menstruación Digna. Sin embargo, aún queda mucho por hacer para garantizar el acceso universal a productos menstruales y la infraestructura necesaria para gestionarlos.

La pobreza menstrual se combate a través de políticas públicas que aseguren la gratuidad de productos de higiene menstrual en escuelas, centros de salud y otros espacios comunitarios. Además, es fundamental asegurar la disponibilidad de baños adecuados con agua, jabón y privacidad. Las campañas de concienciación también juegan un papel crucial, ya que desmitificar y eliminar el estigma en torno a la menstruación es esencial para que las personas menstruantes puedan vivir este proceso natural sin vergüenza o discriminación.

Menstruación Digna, desde su creación en 2019, ha impulsado la inclusión de este tema en la agenda pública de México, logrando avances importantes como la gratuidad de productos menstruales en algunos estados y la eliminación de impuestos. Sin embargo, su fundadora señala que la lucha no termina con la gratuidad, ya que el acceso a información y la creación de una infraestructura adecuada son igualmente vitales para asegurar una menstruación digna.

La pobreza menstrual se combate a través de políticas públicas que aseguren la gratuidad de productos de higiene menstrual en escuelas, centros de salud y otros espacios comunitarios.
Promueve la recolección de datos

La organización también promueve la recolección de datos para entender mejor cómo se vive la menstruación en México y qué barreras enfrentan las personas menstruantes.

Es necesario seguir impulsando cambios legislativos que no solo contemplen la gratuidad, sino que también amplíen las políticas a grupos vulnerables, como personas en situación de calle, migrantes y la población LGBT+, para quienes la pobreza menstrual representa un obstáculo aún mayor.

Combatir la pobreza menstrual es un paso esencial hacia la equidad de género y una sociedad más justa.

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