Procrastinar: ¿Cómo manejamos nuestras emociones al momento de enfrentarnos a una tarea difícil?
¿Cuántas veces no has dejado para el final una actividad, principalmente escolar o laboral y te justificas con el “yo trabajo mejor bajo presión”? Hoy te vamos a contar sobre la procrastinación, un fenómeno que afecta a miles de millones de personas en todo el mundo.
En esencia, procrastinar consiste en evitar o postergar actividades relevantes para nosotros que nos demanda mucho esfuerzo físico e intelectual. Es muy importante que sepas que el acostumbrarte a esta condición puede traerte dificultades cognitivas y motivacionales en el manejo de tus objetivos.
Procrastinación, un fenómeno que nos afecta a todos
Y es que la procrastinación ha estado presente en nuestra condición como seres humanos. Estudios recientes han demostrado que la decisión de postergar las tareas que consideramos desagradables o difíciles es un espacio que nos damos para lidiar con emociones de frustración, pereza, perfeccionismo, así como trastornos obsesivos compulsivos, déficit de atención, depresión, ansiedad, entre otros.
En este sentido, la memoria y la atención, muy importantes para que el cerebro organice y planifique tareas, se ven afectadas por estos procesos cognitivos que hacen que no queramos enfrentar tareas en específico.
Pychyl y Sirois descubrieron en 2013 que la procrastinación es el proceso mediante el cual el cerebro se enfoca en “la urgencia inmediata de administrar los estados de ánimo negativos” en lugar de centrarse en realizar la propia tarea.
El origen de nuestra negación a una tarea específica puede deberse a factores tan simples como el hecho de que la tarea en sí misma es poco placentera, hasta poder tener una aversión específica por traumas infantiles o cuestiones de autoestima, como el dudar de tus capacidades, tener ansiedad o inseguridades.
¿Procrastinas? Aquí algunas de sus posibles causas
Los pensamientos rumiantes y sentimientos de culpabilidad que tenemos a raíz de la procrastinación, son conocidos como Cogniciones Procrastinatorias los cuales exacerban nuestra angustia y estrés contribuyendo aún más a la procrastinación.
Además, la procrastinación es el ejemplo perfecto del “sesgo del presente”, una tendencia de nuestra mente a priorizar necesidades a corto plazo en lugar de a largo plazo.
¿Es posible superarla?
Es poco probable que podamos superar el placer de evitar las tareas indeseables, sin embargo, debes recordar que la clave de todo radica en que la procrastinación es un asunto de manejo de emociones, no de productividad, por lo que la solución no está directamente relacionada con cómo organizas tu tiempo o que tan productiva eres.
Tiene que ver con cómo manejamos nuestras emociones al momento de enfrentarnos a una tarea que no será sencilla o que simplemente no nos gusta.
A pesar de eso, debes buscar las motivaciones que te ayuden a realizar la tarea lo antes posible y disfrutar del placer de haberte librado de un pendiente más, o como diría Forrest Gum, “¡genial, una cosa menos de qué preocuparse!”.
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