En la Cámara de Diputados se expone que el farmacotráfico significa una gran merma en las finanzas públicas y es uno de los orígenes de la carencia de medicinas en clínicas del sistema del sector salud. Por lo que es indispensable que autoridades implementen un programa para modernizar abasto, resguardo y distribución y entrega de fármacos.
En México, los delitos de adulteración, falsificación y robo de medicamentos alcanzan un valor de 11,500 millones de pesos. De este total, el 1.3% fue desviado de las cadenas públicas por hurto al IMSS, ISSSTE y a la Secretaría de Salud, denunció la diputada Eloísa Chavarrías Barajas.Por ello, la secretaria de la Comisión de Atención a Grupos Vulnerables propondrá en la Comisión Permanente un punto de acuerdo para exhortar a la Secretaría de Salud que implemente un programa de modernización del sistema de abasto, resguardo y dispensación de medicamentos.
La finalidad es erradicar el robo de medicinas y otras formas de sustracción ilegal, que también puedan constituirse en prácticas perjudiciales para la calidad del servicio y en contra de los usuarios de los servicios de salud en las Instituciones públicas.
Si bien durante la LXII legislatura se modificó el artículo 464 de la Ley General de Salud y el artículo 309 del Código Penal Federal, para incrementar significativamente las penas a quienes integran bandas que trafican con medicamentos, estas aún no se han aplicado.
Chavarrías Barajas mencionó que en 2010 la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (Canifarma), señaló que el robo de medicamentos en el país provocaba pérdidas anuales por 2 mil millones de pesos, principalmente en el sector privado, donde es verificable el número de hurtos. “La sustracción hormiga y en gran escala es una lacra en el sistema de salud”, dijo.
Los robos se llevan a cabo a lo largo de la cadena de distribución y en las instituciones de salud; el hurto de medicamentos es alarmante y se refleja en el desabasto de farmacias y botiquines de las Unidades Médicas, Hospitales de Zona o Centros Médicos de Especialidad, al ser vendidos en el “mercado negro” o “informal”.
Se cree que los principales fármacos hurtados son para tratar enfermedades comunes o de alta peligrosidad; sin embargo, dijo, se han descubierto robos de la toxina botulínica que se utiliza para relajar los músculos en los pacientes con parálisis espásticas.
Tan sólo, el valor en el mercado de esta sustancia es de más de 3 mil pesos por cada frasco y un paciente llega a utilizar 2 o 3 cada 8 meses para su tratamiento. “Esta toxina es robada, pero no para tratar parálisis en niños, sino porque uno de sus nombres comerciales es Botox”, precisó.
Dicha toxina, denunció, es vendida a salones de belleza y cosmiatras sin entrenamiento médico, quienes la aplican de modo clandestino. En los peores casos, médicos estéticos la compran aun sabiendo que es del sector salud, ya que el margen que obtendrán al aplicarla a una paciente será mucho mayor que al comprarla directamente al fabricante.
La diputada Eloísa Chavarrías consideró que otra mala práctica es que médicos extiendan receta y utilicen al mismo usuario para su canje en farmacia, pidiendo entregue a él los fármacos, algunas veces condicionando la consulta a la realización de esa acción.
Ante esa situación, precisó Chavarrías Barajas, es urgente aplicar una medida correctiva pues “este tipo de ilícito afecta en especial a los sectores populares que demandan medicamentos, los cuales, además, son pagados con las contribuciones obrero-patronales”.