Actriz, cantante, productora, filántropa, política y luchadora social, así era Silvia Pinal, la Diva de México, una mujer multifacética que conmovió con su encanto y talento a nuestro país y al mundo durante más de siete décadas.
Nacida en México, su leyenda comienza al buscar su nacimiento. Aunque existen varias versiones sobre el lugar y fecha, la mayoría de los medios afirman que Silvia Pinal nació el 12 de septiembre de 1931 en Guaymas, Sonora.
Sin embargo, una investigación hecha por medio de FamilySearch logró hallar su acta de nacimiento en donde aclara que la artista nació el 16 de septiembre de 1931 en la Ciudad de México. Hija de María Luisa Hidalgo Aguilar y Moisés Pasquel; su madre se embarazó a los 15 años de edad. Fueron varios los problemas que tuvo la joven pareja, por lo que su padre biológico no la quiso reconocer.
Cuando Silvia Pinal tuvo cinco años de edad su madre se casó con Luis Pinal Blanco, un periodista, militar y político quien la reconoció como su hija y le dio su apellido.
El arte estaba en sus venas
Desde muy niña Silvia siempre mostró fascinación por el mundo del entretenimiento. A pesar de eso, su padre la condicionó a estudiar ´algo útil´y fue así como aprendió mecanografía, oficio que le ayudó a conseguir un trabajo como secretaria en Kodak cuando tenía sólo 14 años.
A la par de su trabajo y, deseosa de estudiar ópera, logró tomar clases con el profesor Reyes Retana. Su primer paso para consolidar su leyenda inició al ganar un certamen de belleza al que fue invitada, convirtiéndose en la “Princesa Estudiantil de México”. Posteriormente, en 1947 debutó como extra en una presentación de “Sueño de una noche de verano” de William Shakespeare, sin embargo, Silvia continuaba trabajando como secretaria.
Un día, su jefe sabiendo que ella estudiaba actuación, le dio la oportunidad de participar en la grabación de algunas comedias radiofónicas en la XEQ, debutando en la comedia “Dos pesos la dejada”, junto a Luis Manuel Pelayo y Carlota Solares.
Fue ahí donde inició el sueño. En la estación de radio conoció a unos publicistas quienes la invitaron a formar parte de una compañía experimental. Debutó en dicha compañía con un papel en la obra Los caprichos de Goya e inició una relación con el entonces director y quién sería su primer marido, Rafael Banquells.
Esta relación sería muy fructífera pues gracias a Banquells consiguieron un permiso para poder hacer sus montajes en el Teatro Ideal de la Ciudad de México. Posteriormente se incorporó a la compañía del Teatro Ideal en donde representaría numerosas obras acompañada de figuras como Emperatriz Carvajal, Patricia Morán, Miguel Manzano y Emilia Guiú.
Llega el cine y la televisión
Es 1948, Silvia con17 años de edad fue invitada a participar en un papel secundario en la cinta El pecado de Laura, estrenada en 1949. A partir de ese momento participaría en un sin número de películas como Bamba, Escuela para casadas y La mujer que yo perdí (1949).
Posteriormente, a partir de 1950, sería elegida para participar en las películas El portero (1950), El rey del barrio (1950) y La marca del zorrillo (1950). Sin embargo, poco tiempo después su estilo fílmico daría un giro dándole espacio para intervenir como personaje coestelar en cintas como El amor no es ciego (1950), Azahares para tu boda (1950), Recién casados… no molestar (1950), entre muchas otras.
Fue en 1952 que debutó en televisión en, Con los brazos abiertos y en 1953 recibiría su primer premio Ariel en la categoría de mejor coactuación femenina, gracias a su participación en Un rincón cerca del cielo (1952).
Época de Oro del cine mexicano
A partir de 1953 la carrera de Silvia Pinal comienza a elevarse cobijada por la Época de Oro del cine mexicano y la firma de un contrato con los estudios FILMEX, de Gregorio Wallerstein, quién le dio sus primeros protagónicos. En 1954 Silvia alcanzó el éxito y el reconocimiento luego de participar en la cinta Un extraño en la escalera, coprotagonizada con Arturo de Córdova.
Fue en 1956 que trabajó junto con Pedro Infante, pero esta vez como coestrella, en la comedia El inocente (1956). Finalmente, en ese mismo año, se lanzó Locura pasional, trabajo con el que ganó su primer Ariel en la categoría de mejor actriz.
A partir de ese momento el cine y la televisión la adoptan. De 1957 a 1986 se consagraría como una de las actrices más reconocidas de la época actuando en producciones tanto nacionales como internacionales. Aquí destaca la película La dulce enemiga, producción con la que ganaría su segundo Ariel en la categoría de mejor actriz.
Luis Buñuel
Durante los años 60 tendrá una segunda consagración de mano del director de cine español Luis Buñuel. Con él filmarían Viridiana (1961) cinta que ganaría una Palma de Oro en el Festival de Cannes. Aquí cabe mencionar que, a pesar del éxito y prestigio de la película, en su momento fue perseguida y censurada por el franquismo y el vaticano.
Por esta razón, el gobierno de España ordena su destrucción y sólo la intervención de Silvia Pinal, quien huyó con una copia a México, logró salvar esta obra de arte. Su segunda cinta con Buñuel se titula El ángel exterminador (1962) película reconocida en 2004 por el New York Times, como una de las mejores películas de todos los tiempos.
Mujer, casos de la vida real y la militancia política
Después de más de 40 años de trayectoria artística, su carrera profesional resurgió a partir de las transmisiones de la serie de televisión Mujer, casos de la vida real, en la que fue presentadora y conductora.
En dicha emisión se relataban casos de problemas reales de personas comunes, hombres y mujeres, los cuales eran actuados por una nueva ola de actores y actrices de ese tiempo, así como también por actores y actrices consagrados durante los años 60 y 70.
En 1988, en asociación con Margarita López Portillo, adquirió el Cine Estadio, espacio que se transformó en el propio recinto teatral de la Diva de México, El Teatro Silvia Pinal. Un espacio dedicado, principalmente a la comedia musical, y a sus propias producciones.
A la par del montaje de las producciones del Teatro Silvia Pinal, y la serie de televisión de Mujer, casos de la vida real, Silvia incursionó en la política convirtiéndose en miembro del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Se eligió como diputada federal en 1994, representante de la Asamblea de Representantes del Distrito Federal en 1994, así como senadora del Congreso de la Unión en 1998.
Senadora y representante de la asamblea
Durante su posición de senadora y representante de la Asamblea de Representantes del Distrito Federal, consiguió que la Ley de Cinematografía contemplara el derecho de intérprete. Trabajó en la Ley de Condominios y en la Ley de Turismo, hizo tareas a favor de la ecología, promovió la difusión de libros de teatro y luchó para que la Secretaría de Hacienda bajara los impuestos al teatro.
Su legado quedará marcado por todas las generaciones que vieron su proceso como actriz. Transgresora, dueña del primer desnudo del cine mexicano, nunca tuvo miedo a los retos que el arte le ponía enfrente, sin duda, La Diva de México vivirá en todas las películas, series, obras de teatro y corazones de aquellos que aman el arte y a sus creadores.