En el lugar de trabajo, incluso las diferencias sutiles en la elección del idioma pueden influir en la percepción del género, para bien o para mal. Estas opciones se dividen en dos categorías: minimizar el papel del género mediante el uso de términos neutrales al género o enfatizar el género de un individuo a través de la “marcación de género“. Stav Atir en un comentario en la revista Trends in Cognitive Sciences argumenta que al usar estos dos enfoques con cuidado, se puede promover la igualdad de género.
“Si alguien sugiriera decir ‘mujer política’ o ‘dama científica’, creo que muchos dirían ‘No, gracias’”, declará Atir (@AtirStav), profesora asistente en la Universidad de Wisconsin Madison que estudia cómo el sesgo de género puede afectan las percepciones de los profesionales.
Género neutral
El enfoque de género neutral implica el uso de palabras como “empresario“, en lugar de “hombre de negocios” o “mujer de negocios“, o el uso de pronombres neutrales de género como “ellos” en lugar de “él” o “ella“. El uso de este lenguaje puede borrar la concepción de que los hombres y las mujeres son seres diferentes, y combate nuestra tendencia natural a confiar en los estereotipos en nuestro pensamiento, según muestran los estudios.
“Pero la neutralidad de género al por mayor en el lenguaje no es una panacea”, explica Atir. Este enfoque adolece del hecho de que los términos neutros en cuanto al género tienden a considerarse masculinos por defecto.
“Incluso cuando el género no se especifica explícitamente, los estereotipos a menudo llenan el espacio en blanco”, expone Atir. “Palabras de ocupación como ‘hombre de negocios’ o ‘cirujano’, aunque técnicamente neutrales en cuanto al género, probablemente evocan la imagen de un hombre; del mismo modo, ‘enfermera’ (también técnicamente neutral en cuanto al género) evoca la imagen de una mujer”.
Alternativa
La alternativa, usar un enfoque de marcado de género, se puede usar para resaltar el éxito de las mujeres en campos dominados por hombres. “Para destacar a las que rompieron los techos de cristal y a las que siguieron sus pasos, debemos mencionar su género”, comenta Atir.
Este enfoque tiene sus propios inconvenientes, como reforzar los estereotipos negativos. “La marca de género, entonces, no debe usarse sin pensar”, dice Atir. “Aunque puede llamar la atención sobre los profesionales cuyo género está subrepresentado, también puede tener consecuencias irónicas, provocando un pensamiento estereotipado y reforzando la percepción de las mujeres como excepciones exóticas a la regla masculina”.
Idioma, una herramienta para el cambio social
“Podríamos sentirnos tentados a darnos por vencidos y renunciar al esfuerzo de usar el lenguaje para expresar y promover nuestras creencias. Eso sería un error”, subraya Atir. “El idioma sigue siendo una herramienta en nuestra caja de herramientas para el cambio social y, a diferencia de algunas de nuestras otras herramientas, es una que todos podemos usar. La clave para usar esta herramienta de manera efectiva es adaptar nuestro lenguaje al contexto, teniendo en cuenta los objetivos específicos de nuestra situación”[.]