Los mitos en torno al pollo y sus derivados alimenticios, como aquel de que hoy en día ya no es un ave de corral sino hormonal, han mermado de alguna manera su consumo en México, ante lo cual el Instituto Nacional Avícola hace algunas aclaraciones y reflexiones para nutrirnos mejor y dejarnos de mentiras.
De hecho, el instituto hace un llamado a la población para que como consumidores tomemos más conciencia sobre lo que comemos y en términos de bioseguridad, contemos con la certeza de lo que es realmente una alimentación sana.
¿El pollo tiene hormonas?
Cuando oímos la palabra “hormonas”, inmediatamente nos remitimos a las hormonas sexuales pero no imaginamos que existen otras que no tienen que ver con la sexualidad.
El pollo secreta de manera natural la hormona del crecimiento, por lo que no hay necesidad de añadirla a sus alimentos o inyectársela. Asimismo, el crecimiento del pollo no se basa en esteroides, porque su genética y nutrición han avanzado considerablemente en los últimos 50 años.
El sistema digestivo de estas aves está bien desarrollado, lo que le convierte en un animal sumamente eficiente en el aprovechamiento de los nutrimentos que consume, y por otra parte, en la medicina veterinaria los laboratorios ni han inventado ni comercializan “hormonas para pollos”.
En el supuesto de que existieran, ¿se pueden imaginar lo que significaría inyectar a mil 400 millones de pollos en México? O ante el precio relativamente económico de su carne, ¿en cuánto se incrementaría su costo o el del kilo de huevo?
De hecho, el intento siquiera de inyectarlo causaría grados de estrés muy elevados y de maltrato al animal, lo que originaría pérdidas de productividad y por ende, económicas, lo que le haría poco rentable y cada vez veríamos menos pollerías en las calles y mercados, por ejemplo.
¿A los pollos los matan a golpes?
Por supuesto que no. Usemos la lógica: un pollo muerto a golpes presentaría moretones de aspecto desagradable y nadie se atrevería ni a comprar su carne y menos a comérsela.
La carne golpeada dura menos debido a que los moretones son sangre coagulada y almacenada en el tejido, lo que provoca que se eche a perder antes de tiempo con todo y refrigeración.
Hoy en día estas aves se sacrifican en plantas de procesamiento acorde a las normas bioéticas más avanzadas y vigentes a nivel internacional, en las que se utilizan métodos de insensibilidad que evitan que se dañe la carne del pollo.
¿A los pollos les dan de comer carne de otros animales?
Sus alimentos están hechos en su mayoría de sorgo o maíz (70-80%), harina de soya (10-20%) y de otros ingredientes como vitaminas, minerales y aminioácidos, aunque en ocasiones se les añaden pequeñas porciones (3%) de harinas de carnes o de pescado.
¿El pollo amarillo es más saludable?
El color amarillo de la carne de pollo y de la yema del huevo, proviene de un concentrado de pigmento natural (xantofilas), que se obtiene de la flor de cempasúchil que se agrega al alimento de los pollos.
Las xantofilas se alojan en la grasa abdominal, en la piel y en la yema del huevo. En el centro del país se está acostumbrado a ver ese color de la carne, no así en otras latitudes como la Península de Yucatán, además de que la piel blanca no significa que el pollo esté enfermo: simplemente quiere decir que no comió cempasúchil.
¿La carne de pollo es igual a la de gallina?
El pollo producido para consumo humano puede ser hembra o macho, no obstante que este último puede ser más grande que la hembra, aunque cuando son animales jóvenes pueden ser del mismo tamaño, además que en México el estándar es de un peso de alrededor de 2.5 kilos por pollo.
¿Es cierto que el huevo aumenta niveles de colesterol en sangre?
No, porque el principal factor del aumento de este colesterol malo (LDL) se debe al consumo de grasas saturadas, además de que una persona con estos niveles de grasa no lo obtuvo por el consumo de un sólo alimento en particular, sino al conjunto de sus hábitos alimenticios, estilo de vida y otras determinaciones como su herencia genética.
¿Cuántos huevos podemos comer a la semana?
De acuerdo a estudios de la Asociación Americana de Cardiología, se recomienda el consumo de un huevo al día, dentro de lo que constituye una dieta balanceada con los otros grupos alimenticios (frutas, verduras, cereales, fibra), así como actividad física, sin que su consumo afecte a la salud.
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