El desconocimiento de las enfermedades reumáticas en la población pediátrica limita el diagnóstico y, por lo tanto, contribuye muchas veces a una mala evolución que puede llegar a la realización de cirugías ortopédicas.
La palabra artritis evoca inmediatamente la imagen de una persona mayor con afección de las articulaciones, sin embargo las enfermedades reumáticas en los niños se han incrementado en los recientes 10 años. La artritis no es una enfermedad propia de los adultos mayores.
La Artritis Idiopática Juvenil (AIJ) es una enfermedad crónica de la infancia, caracterizada por inflamación articular persistente. En palabras del doctor Gabriel Vega Cornejo, Reumatólogo Pediátrico y Director de la Clínica de Reumatología y Enfermedades Autoinmunes del Hospital México Americano Crea, “los signos que nos ayudan a identificar la inflamación articular son: dolor, hinchazón y disminución de los arcos de movimiento. La membrana sinovial que recubre el interior de las articulaciones es habitualmente muy delgada, cuando se inflama se hace mucho más gruesa y se llena de células inflamatorias, en forma simultánea aumenta la cantidad de líquido sinovial”. Una característica de la inflamación articular es la rigidez que aparece después del reposo prolongado, por esta razón es más intensa por las mañanas. De manera frecuente, el niño intenta reducir el dolor manteniendo la articulación en posición semiflexionada.
La AIJ no es una enfermedad hereditaria porque no se transmite de padres a hijos en forma directa, pero existen factores genéticos, todavía no bien definidos, que predisponen a la enfermedad. “La AIJ se produce como resultado de la combinación de predisposición genética y de exposición a algún agente ambiental, probablemente de tipo infeccioso. Sin embargo, aunque exista predisposición genética, es excepcional que dos niños de una misma familia tengan la enfermedad”, comentó el doctor Vega Cornejo.
La palabra idiopática significa que no se conoce la causa de la enfermedad. Son muchos los factores que asociados con la aparición de AIJ, que es una respuesta anormal del sistema inmune, en la que éste pierde la capacidad para distinguir lo ajeno de lo propio y ataca las articulaciones sanas del cuerpo.
La enfermedad afecta en mayor número a varones y se presenta después de los 7 u 8 años de edad1. No hay terapia que la cure, es por ello que el objetivo del tratamiento es permitir que los niños tengan una vida normal y prevenir el daño a las articulaciones y otros órganos. La terapia se basa en el uso de medicamentos que inhiben la inflamación articular y sistémica, además del apoyo de técnicas de rehabilitación que preservan la función articular y contribuyen a prevenir la deformación de las articulaciones.
La AIJ requiere de la cooperación de distintos especialistas, principalmente un reumatólogo pediatra, pues requiere un diagnóstico de exclusión y el seguimiento es muy diferente al dado por parte de un médico reumatólogo. Otros especialistas que se suman al tratamiento para brindar una mejor calidad de vida a los pequeños son ortopedistas, fisioterapeutas y oftalmólogos.
De acuerdo con el doctor Vega Cornejo, además del adecuado apego al tratamiento farmacológico y una vez que la actividad de la enfermedad disminuye, es necesario rehabilitar al paciente por medio de ejercicios apropiados y férulas que prevengan una mala posición articular.
Referencias
- Casssidy, Petty, Laxer, Lindsley. Textbook of Pediatric Rheumatology, sixth edition, 2011.