Que sea legal y aceptable la interrupción del embarazo, es un tema que genera mucha polémica y controversia en cualquier comunidad en todo el mundo.
El aborto trae implícitas infinidad de connotaciones, no sólo ideológicas y políticas, sino también morales, religiosas y espirituales; y es un asunto que, dependiendo de cómo se vea, tiene que ver con la protección y reguardo de una nueva vida pero también tiene que ver con salud femenina, es decir con la protección de la vida de miles o millones de mujeres –muchas veces madres- que en cualquier rincón del planeta deciden interrumpir su embarazo, es decir abortar.
El aborto voluntario ha existido desde siempre, pero el enfoque moral y la condena y criminalización hacia las mujeres que se ven obligadas a incurrir en ello clandestinamente, es algo de la historia reciente. La posibilidad de discutir abiertamente sobre si abortar es o no correcto lleva algunas décadas y actualmente sigue en entredicho la posición de cada país en función de las presiones de grupos conservadores o religiosos.
En las últimas décadas la tendencia a legalizar la interrupción del embarazo era clara en cada vez más ciudades y estados. Europa fue la primera y hoy son más de 72 países donde el aborto es legal con matices dependiendo de los causales por los que una mujer puede hacerlo. Pero esa tendencia se ha frenado y hay esfuerzos de grupos “Provida” que con el argumento de respetar la vida desde la gestación, luchan contra las leyes que están evitando poner como criminales a las mujeres que abortan.
Las causas en que se permite legalmente el aborto van desde violación, riesgo para la vida de la mujer, malformaciones genéticas o congénitas, inseminación artificial no consentida o por razones socioeconómicas. Esta última es la menos permitida o la más controvertida y atacada por los grupos conservadores y religiosos que consideran no ser suficiente argumento para interrumpir el proceso de gestación de un ser humano.
Sin embargo, los grupos que luchan por los derechos reproductivos de la mujer tienen un argumento contundente: esa posición de defensa a la vida no es congruente pues si se dicen a favor de la vida combatiendo el aborto como su leit motiv, por qué no hacen gran labor por reducir también la elevada mortalidad materna en sus respectivas naciones.
Y es que sí es un hecho que los índices de mortalidad relacionados con embarazo, aborto y parto son muy altos sobre todo en países en desarrollo. De hecho, es uno de los indicadores más claros que reflejan si un país está desarrollado o no. La misma Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de emitir una posición al respecto, donde hace ver que la mortalidad materna en el mundo se concentra sobre todo entre mujeres jóvenes, y un factor determinante es el embarazo de adolescentes.
Es uno de los temas incluidos en la agenda, recién definida ahora que se reunieron representantes de organismos de todo el mundo preparando la sesión de Women Deliver a celebrarse en Kuala Lumpur, Malasia del 28 al 30 de mato del 2013. Más información en la página web: Women Deliver Tercera Conferencia 2013 en Malasia
Ante esto, cómo negar que lo primero que necesitan nuestros países es una educación sexual y reproductiva abierta, con libertad y sin prejuicios para generar una población joven de mujeres y hombres más sanos, plenos y con crecientes niveles de bienestar, sin tener que interrumpir involuntariamente sus estudios y planes de vida -impidiendo además una mejor vida para sus hijos- debido a un embarazo no deseado originado por falta de información.
Y una vez que alcancemos esto, entonces sí pasemos a discutir sobre si el respeto a la vida implica abordarlo desde el momento de la gestación.
Mi interés con este espacio es ir abordando temas sobre salud pública, y tratar de deshilvanarlos para descubrir su importancia en nuestra vida en comunidad y como individuos. Como periodista, primero especializada en el ámbito financiero y de negocios, y desde hace 8 años en salud e industria de la salud y la medicina, me convenzo cada vez más de que quienes definen las políticas de salud toman decisiones demasiados importantes para nuestra vida, y la gran mayoría no nos damos cuenta hasta que ya nos afectan para bien o para mal personalmente.
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