El tema de reasignación de sexo o cambio de sexo, como es mejor conocido, aún genera muchas dudas, sobre todo porque no se tiene bien claro lo que esto implica en términos quirúrgicos.
Lo que se tiene que tener en cuenta es que este tipo de operaciones, porque son varias las que se tienen que llevar a cabo, deben de ser ejecutadas por un equipo multidisciplinario, el cual desde diferentes ámbitos proteja la salud de quien se realizará este procedimiento.
“Lo más importante y sin lo que ningún cirujano plástico puede trabajar, es que el hombre o mujer que acude a nosotros para una cirugía de este tipo, haya recibido al menos dos años de tratamiento psicológico o psiquiatrico”, explica el Dr. Demian Morales, cirujano plástico, estético y reconstructivo, con alta especialidad en microcirugía.
“Otra de las cosas que se requiere es que esa persona no sea adicta a ninguna sustancia, que lleve dos años con una nueva identidad legal, y debe de vivir ya como hombre o mujer, según sea el caso”.
¿Cómo se llevan a cabo estas cirugías?
De hombre a mujer
Se empieza por la cara, se elimina la parte de arriba de las cejas. Se hace una rinoplastia, operación de la nariz, para que ésta se vea más fina. Se quitan unas bolitas de grasa que se encuentran en las mejillas, se moldea el mentón en caso de que sea necesario y se retira la “manzana de Adán”.
Después se trabaja el pecho poniendo implantes, además de la cadera en caso de que ésta no se prominente.
“Aunque existen varias técnicas, lo más frecuente es que para la elaboración de esta nueva vagina se utilice la piel del escroto, con la que se hace una cavidad virtual (lo que en sí es la vagina), el perineo se sutura y se mete la piel hacia adentro. Se usa un conformador de distintos tamaños para ir dando forma a la vagina. Con la piel del glande se hace un neoclítoris, lo cual permitirá conservar la sensibilidad.
Parece que lo más doloroso es el uso del conformador, que es lo que permite que se forme la vagina. Recordemos que todo lo que es circular en el cuerpo humano tiende a cerrarse” explica el Dr. Morales.
De mujer a hombre
En esta operación van implicadas más cicatrices. Lo primero que se hace es moldear la cara, modificando lo que sea necesario. Después se retiran las mamas, lo cual genera una gran cicatriz pues no se trata sólo de “quitar el relleno”, sino que se tiene que trabajar la piel, pues de lo contrario quedaría como “pasita”.
En la elaboración de un neopene -según explica en exclusiva para Plenilunia el Dr. Morales-, sí se requiere la preparación de un microcirujano, pues se retira prácticamente toda la piel del antebrazo, desde la muñeca hasta el codo, la cual se levanta con la arteria y la vena que son lo que va a nutrir este tejido. Dependiendo de la altura de la persona será el tamaño que este nuevo pene tendrá.
En un inicio ese pene va a ser flácido, pero después de unos tres meses se colocará una prótesis de silicón que puede ser autorellenable. Se pone un reservorio en los testículos, una válvula que se va a activar con un botoncito para generar una erección.
¿Qué hay con el placer en todo esto?
Se debe recordar que el placer es mental, así que no se cede a él en una operación de cambio de sexo, pero sí requiere de un nuevo entrenamiento del cuerpo. “Se tiene que entender que lo que estaba ya no está y las sensaciones van a ser muy diferentes. Los orgasmos serán más mentales que genitales.
El placer viene de la cabeza, entonces el psicólogo, psiquiatra o en su caso sexólogo, tendrá que acompañar a quien se practica una cirugía como estas para entender desde esta nueva manera a su cuerpo”, finaliza el Dr. Demian Morales.