Para reconoce el valor de las labores consideradas domésticas, es decir, limpiar la casa, preparar alimentos, lavar y planchar la ropa, preparar alimentos, cuidar de los niños del hogar y personas adultas mayores.
9 de cada 10 personas dedicadas al trabajo doméstico remunerado son mujeres.
El trabajo doméstico remunerado en nuestro país es una actividad primordialmente femenina, 95 de cada 100 personas en esta actividad son mujeres. De ellas, 85.5% realiza tareas de limpieza en hogares particulares, 8.6% son cuidadoras de personas y 4.7% son lavanderas y/o planchadoras en casas particulares.
En lo que se refiere al trabajo doméstico no remunerado, se trata de una de las dimensiones en donde la desigualdad en las condiciones de vida de hombres y mujeres se expresa con mayor claridad y muestra la sobrecarga de trabajo a la que están expuestas las mujeres.
Dicha diferencia en las cargas de trabajo doméstico es aún mayor para las mujeres en condición de pobreza.
Las mujeres dedican más de 22 horas a la semana a los quehaceres domésticos, en tanto que los hombres sólo le destinan poco más de 7 horas. (INEGI)
Cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), revelan que en América Latina hay más de 14 millones de mujeres que trabajan remuneradamente para una familia, siendo ésta una de las ocupaciones con peor calidad del empleo: extensas jornadas de trabajo, bajas remuneraciones, escasa cobertura de seguridad social y alto nivel de incumplimiento de las normas laborales.
El trabajo doméstico es una labor que aún carece de reconocimiento sobre su profundo valor social y económico por parte de la sociedad en su conjunto, además de ser una de las actividades más feminizadas del mercado laboral.
El Instituto Nacional de las Mujeres afirma que aún existen retos en materia de reconocimiento de la importancia de los derechos vinculados al trabajo doméstico en materia de remuneración y participación en condiciones de igualdad, expresó su reconocimiento a quienes lo ejercen, mujeres en su mayoría. Observar la participación económica de las mujeres desde distintas ópticas ha permitido conocer que el valor del trabajo doméstico es mucho mayor que la contribución manufacturera, agrícola o petrolera del país, destacó Lorena Cruz Sánchez, presidenta del INMUJERES.
Se instituyó en 1983, durante el Segundo Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe-, para reconocer la contribución de las labores de las mujeres en los hogares, actividades que siguen siendo objeto de discriminación, sobre todo desde el punto de vista económico.
Referencias
- Convenio 189 de la OIT sobre el Trabajo Decente para las Trabajadoras y Trabajadores Domésticos – PDF. http://www.conapred.org.mx/index.php?contenido=noticias&id=601&id_opcion=108&op=214
