Para avanzar en el control del tabaco, los países de Latinoamérica y el Caribe deben trazar metas comunes al interior de las distintas agendas de salud, como derechos humanos y derecho a la salud, enfermedades no transmisibles, determinantes sociales en salud y universalización de los servicios, pero también requieren establecer alianzas sólidas, transectoriales, con las entidades de educación, finanzas, comercio, seguridad y agricultura con metas comunes que permitirán avanzar más y mejor en cada país, así como tener una posición definida cuando se firmen acuerdos comerciales o de colaboración con otras naciones.
Así lo expuso Mauricio Hernández, Director General del Instituto Nacional de Salud Pública de México, durante la conferencia magistral del 4º. Congreso Latinoamericano y del Caribe Tabaco o Salud, inaugurado anoche en San José, Costa Rica, por la Ministra de Salud costarricense, Daisy Corrales ante 400 participantes, entre investigadores, académicos, activistas y representantes de organizaciones sociales y gubernamentales procedentes de los países de la región, quienes participan en jornadas de intenso trabajo que abarcará del 26 al 28 de marzo.
Ello permitirá regular los volúmenes de tabaco que puede introducirse al mercado de cada país y la cantidad de nicotina máxima permisible que deberá contener cada cigarro. Se comentó en el panel de expertos que siguió a la conferencia, que México no figura entre los 17 países que han determinado ya ser libres de humo de tabaco, pese a haber sido el primero en firmar y ratificar el Convenio Marco para el Control del Tabaco en la región.
Reina Roa, punto focal de control de tabaco en Panamá, lamentó que los gobiernos de Latinoamérica responden por lo general con lentitud al aplicar medidas para el control del tabaco, lo que contrasta con las rápidas acciones de la industria tabacalera para preservar su negocio, a costa de la salud de la población. Se requiere pues de una Política de Estado firme en cada país, en cuya promoción participen también centralmente las cancillerías para no disociar los intereses del sector salud con los del sector economía.
Por ubicar al control del tabaco en el marco de la atención a las enfermedades no transmisibles se pronunció el uruguayo Eduardo Bianco, presidente de Centro de Investigación para la Epidemia del Tabaquismo (CIET), quien ratificó la importancia de no negociar con la industria tabacalera pues su negocio busca mayores ganancias a costa de la enfermedad y muerte de las personas. Por ello debemos pugnar por subir el precio al tabaco mediante el alza de impuestos para bajar el consumo, fortalecer la capacidad legal de nuestros países y prohibir cualquier forma de publicidad o propaganda del tabaco.
La industria tabacalera muestra cada vez más un perfil agresivo ante las políticas de salud de nuestra región, como la supuesta alianza contra el contrabando que aparece de vez en vez en México para debilitar el incremento de impuestos, así como la oposición a que Brasil y Chile regulen los aditivos del tabaco, señaló Verónica Schoj, Directora de la Fundación InterAmericana del Corazón Argentina. Agregó que la industria tabacalera aprovecha cualquier vacío en las legislaciones nacionales para capitalizarlo en su favor. Reconoció un gran avance en la región pero no soslayó la distancia que aún separa a las leyes de estos países con los hechos cotidianos, que aún desprotegen en gran medida la salud de la gente.
Roberto Castro, Copresidente del 4º Congreso Tabaco o Salud, dijo que en su país la lucha por una ley antitabaco se ganó en las calles pues no se podía competir con los recursos de la industria tabacalera para frenar medidas legales. En buena medida el apoyo popular al control del tabaco se basa en la educación de la gente pues Costa Rica dedica mayor presupuesto a este campo al no tener que gastar en un ejército que no existe en el país.