“El día 11 de noviembre de 1997, Veronika decidió que había llegado, por fin, el momento de matarse” y tal como en esta novela de Coelho, muchas mujeres han pensado lo mismo.
Según datos del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP); en el mundo existen 350 millones de personas con depresión, con una frecuencia mayor entre las mujeres (10.4%) que entre los hombres (5.4%).
Lamentablemente el término ha sido tan manoseado que o cualquiera está deprimido y sólo presenta tristeza pasajera, o no se diagnostica y la persona padece aún más las falta de estabilidad y certeza sobre su condición de salud.
La historia conceptual de la depresión fue formulada por primera vez por Hipócrates (460-370 a.C.), y se remonta a un cuarto de siglo en la época grecorromana con el nombre de melancolía.
“Yo sabía que algo andaba algo mal en mí. Tal vez era eso: melancolía; pero nunca le presté atención. Yo era lo suficientemente funcional como para pensar en ir al psicólogo o inclusive en comentarlo con mis papás. Así pasé más de 30 años de locura, unos días pensaba que era mi periodo, otros días se lo atribuía al clima, algunos más al desamor y en fin… le daba explicaciones varias hasta que un día todo explotó. Fue como si mi cuerpo y mi mente por fin se pusieran en huelga y dijeran basta!!! Enough is enough y cual canción de Emmanuel todo se derrumbó dentro de mí. Yo era la única loca de mi casa, de mis amigos, de la oficina. La única que no se podía levantar de la cama para ir a trabajar o inclusive lograr comer algo. En esas épocas podía bajar 5 kilos en una semana (cosa que ahora extraño caray y sin dieta… ven lo loca)”.
¿A alguien le suena familiar la historia? Espero que no, pero si es así ojala esto sirva de algo. “Para cuando leí los síntomas característicos de la depresión, yo palomeé todas y al menos algo empezaba a tener lógica:”
- Sentirse sin energía, cansado, o al contrario, sentirse inquieto
- Sentir que no vale nada o sentirse culpable
- Aumento o disminución del apetito o el peso
- Pensamientos sobre la muerte o el suicidio
- Problemas para concentrarse, pensar, recordar, o tomar decisiones.
- No poder dormir, o dormir demasiado.
“No estaba loca, era algo químico. No eran mi falta de echarle ganas. No dependía de tratar de estar de buenas”. Es como si un diabético culpara a su falta de ganas por su enfermedad.
La depresión es mujeres es 2 veces más frecuente que en los hombres, con un pico entre los 35 a 45 años de edad. Y se cree que las diferencias de género pueden ser resultados de las imposiciones culturales para roles entre hombres y mujeres así como sus expectativas. Este padecimiento se le ha considerado como uno de los más discapacitantes a nivel mundial de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud.
La consecuencia fatal de la depresión es el suicidio. Los intentos de suicidio son especialmente comunes entre las mujeres menores de 35 años (más entre 15 y 24 años), los hombres lo hacen en edad más avanzada. Por clases sociales es más común en las más bajas, pero más efectivo entre las clases altas y grupos profesionales de alto estatus económico.
Cuando terminé la entrevista la chica en cuestión me dijo “Gracias a Dios este no fue mi caso. A punto de tirar la toalla encontré la respuesta en un ángel que me hizo darme cuenta que no era la única loca, que al final del túnel se puede ver la luz y que todo podría dar un giro a mi vida si es que me decidía a acudir con un loquero”.
Tomar la decisión de asistir a un psiquiatra equivale a una sesión de AA para un alcohólico. Pero sin duda puede ser la diferencia entre la trillada frase tener mejor calidad de vida, o ser parte de la estadística de suicidios o sub-diagnósticos de la enfermedad del siglo XXI.
La depresión clínica ahora tiene rostro, le debemos llamar por su nombre. Y aunque sea difícil aceptar que se necesita ayuda, el psiquiatra es el especialista, y no es para los locos como uno se los imagina con camisa de fuerza.