Antihistamínicos, antibióticos, antihipertensivos y anticancerígenos son algunos medicamentos que podrían provocar alteraciones oculares en quienes los consumen, desde visión borrosa, cambios en la graduación y disminución visual, hasta glaucoma y catarata, causantes de la pérdida de campo visual y ceguera.
En realidad muchos tratamientos farmacológicos de libre venta o prescripción para el control de las enfermedades que aquejan a la población mexicana pueden producir efectos adversos en los ojos, ocasionando alteraciones en la calidad visual, así como trastornos irreversibles capaces de dañar sensiblemente la vista, asevera el Dr. Rafael Bueno García, Miembro del Consejo Mexicano de Oftalmología y de la Asociación Mexicana de Retina.
“Debido a la gran afluencia de sangre que tienen y a su masa relativamente pequeña, los ojos son susceptibles a sufrir alteraciones derivadas de la administración de ciertos medicamentos, tales como resequedad de los tejidos oculares, aumento de la sensibilidad a la luz, deslumbramiento, visión borrosa, alteración de la percepción espacial, dificultades de ajuste al pasar de la oscuridad a la luz, aumento en la penetración de los rayos ultravioleta solares y enfermedades como cataratas, queratopatías, retinopatías, maculopatías, neuropatías ópticas y glaucoma”, revela el oftalmólogo.
Por su parte, el doctor José Luis Merino, miembro de la Asociación Mexicana de Oftalmología Pediátrica, clasifica en tres categorías los efectos adversos que pueden ocasionar dichos medicamentos en los ojos:
1.- Medicamentos que afectan la cantidad de visión, es decir, la capacidad de los ojos para ajustarse al ambiente (visión borrosa, alteraciones en el estado de refracción, acomodación o disfunción). Destacan los antihistamínicos, antidepresivos, antihipertensivos, anticancerígenos, diuréticos, corticosteroides y anticonvulsivantes.
2.- Medicamentos que alteran la calidad de la visión al aumentar la sensibilidad a la luz o perjudicar la adaptación a la claridad-oscuridad. Los fármacos que dilatan la pupila aumentan la cantidad de radiación ultravioleta que ingresa a los ojos o potencian los efectos de dicha radiación (fotosensibilizantes), incrementando el riesgo de catarata. Algunas clases de fármacos son antiarrítmicos, antibióticos, agentes antipsicóticos, antiinflamatorios y tranquilizantes.
3.- Medicamentos que contribuyen al desarrollo de trastornos de la visión, como queratopatías, retinopatías, maculopatías, neuropatías ópticas, glaucoma y catarata. Entre sus representantes están los agentes antiarrítmicos, agentes anticancerígenos, bifosfonatos, corticosteroides, así como fármacos para el tratamiento del VIH/Sida[1].
El oftalmólogo José Luis Merino enfatiza que a diferencia de las alteraciones en la calidad y cantidad visual por el consumo de medicamentos, la evolución de estos trastornos puede prevenirse o limitarse al identificar la reacción ocular de forma temprana e informar al médico, quien tomará la decisión de interrumpir, sustituir o reducir la dosis del medicamento.
En este sentido, la optometrista Luz María Vega Pérez, vicepresidenta del Colegio de Optometristas del Estado de México, precisa que conocer las reacciones oculares asociadas a los medicamentos no significa que el paciente deje de tomar el tratamiento para controlar su enfermedad, sino que esté al tanto de signos y síntomas en su visión y pregunte a su médico si los fármacos prescritos tienen efectos adversos sobre su vista a fin de tomar precauciones o implementar estrategias de protección.
“A partir del conocimiento de los medicamentos que un paciente consume podemos sugerir el uso de lentes que contribuyan a reducir los efectos adversos ocasionados en la visión. Por ejemplo, el uso de lentes fotosensibles con recubrimiento antirreflejante son una opción valiosa para promover una óptima calidad y cantidad visual, al bloquear 100% los rayos ultravioleta solares en pacientes cuyo tratamiento aumenta la sensibilidad a la luz”, explica la optometrista.
Los especialistas señalan que los medicamentos y la salud visual están estrechamente relacionados, por lo que invitaron a la población a practicarse exámenes oculares periódicamente para identificar si existen condiciones de salud visual que pudieran verse afectadas al consumir medicamentos para otras enfermedades.
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[1] Siret D. Jaanus, PhD; Susan Stenson, MD; Ocular Effects Associated with Medications, Healthy Sight Counseling, 2006;1-10