Cuando salió al mercado la “pastilla del día siguiente” se esperaba que fuera simplemente una opción más para las mujeres mexicanas que desean una maternidad planeada. A fin y al cabo el método de anticoncepción de emergencia (también llamado método de Yuzpe) tenía mucho tiempo siendo utilizado aunque aún no existiera un producto específico para ello.
Lamentablemente después del debate inicial no se ha puesto la atención adecuada al uso que se le está dando a la píldora de emergencia. Es triste reconocer que en lugar de resultar un apoyo para ejercer una vida sexual responsable, a los jóvenes mexicanos les ha facilitado justamente lo contrario.
La píldora anticonceptiva de emergencia lleva la función en el nombre, es un método dirigido a prevenir el embarazo cuando el anticonceptivo regular ha fallado, por ejemplo cuando el condón se rompe, el diafragma se desacomoda, etc. La pastilla del día siguiente consiste de una sobredosis de hormonas dirigidas a impedir el embarazo, esto mismo es lo que provoca que la mayoría de las mujeres presente efectos secundarios desagradables al consumirla, como dolores de cabeza, náuseas, vómitos y mareos entre otros. Su consumo también altera el ciclo menstrual, que en ocasiones tarda hasta varios meses en volver a regularse, por lo que los especialistas no recomiendan que sea utilizada más de dos veces por año, un uso más frecuente no sólo puede ocasionar consecuencias graves en la salud de la mujer que la consume, sino que también reduce la efectividad del método, que incluso bien utilizado sólo es de alrededor del 75%, porcentaje débil si lo comparamos con el 99% de efectividad del condón o de métodos hormonales de uso regular.
No se trata de satanizar la pastilla de emergencia, pero debe ser vista como lo que es, un excelente medio de apoyo que jamás debe ser considerado el método anticonceptivo principal de una pareja. Aunque haya tantos hoy en día que así lo estén haciendo.
Si le preguntamos a los jóvenes descubriremos que todos saben perfectamente cómo se utiliza, o al menos eso creen.
Saben que tienen hasta 72 horas para tomarse la primera dosis, pero no se han enterado de que mientras más pronto lo hagan, su eficacia será mayor. Tampoco tienen idea de con qué frecuencia es considerado sano o seguro que la consuman, es desgarrador enterarse de los casos de jovencitas que están tomando la píldora de emergencia hasta varias veces cada semana, sin darle importancia a los efectos que esto pueda tener sobre su salud.
Cualquiera podría preguntarse ¿por qué lo hacen? Si puede resultar tan dañino y además es mucho menos efectivo que otros métodos anticonceptivos, sin siquiera tomar en cuenta que no brinda absolutamente ninguna protección contra infecciones de transmisión sexual. La respuesta a esta pregunta es elusiva, sabemos que para muchas adolescentes resulta menos amenazante ir solas a la farmacia a comprar la pastilla que pedirle a sus parejas que usen un condón. El machismo en nuestro país sigue llevando a muchos hombres a rechazarlo, aunque sea el método más recomendable para parejas jóvenes actualmente debido a su accesibilidad, precio y facilidad de uso.
Otro motivo para rechazar el uso del condón es la vergüenza, muchos no quieren ser vistos al comprarlo o no se atreven a pedirlo en las tiendas o farmacias. En general a los jóvenes también les preocupa lo que pensará de ellos la pareja si proponen el uso del condón o muestran que ya venían preparados para la relación sexual y tienen uno.
Es imposible enlistar todos los motivos por los que la juventud mexicana está descuidando su salud y la práctica del sexo seguro y protegido pero ciertamente la falta de información clara y objetiva no ayuda. Cuando tratamos de asustarlos creyendo que tal vez así evitarán las relaciones sexuales lo único que conseguimos es que lo hagan a escondidas y por lo mismo no se cuiden adecuadamente. Un adolescente que se siente apoyado y aceptado tendrá más herramientas para cuidar su salud y llevar una vida sexual responsable, que es lo que todo padre y madre de familia desea.
*Psicóloga, Psicoterapeuta y Sexóloga clínica. Vocera de la marca de Condones Trojan.