La disminución de masa muscular con aumento de grasa visceral en el varón, aunada a fatiga constante, trastornos de sueño, irritabilidad y pérdida de calidad en la erección con deseo sexual a la baja, son signos inequívocos de que la testosterona está pasando a la historia.
A lo anterior también se agregan estados depresivos, cambios metabólicos con posibilidades de cargar en el organismo a “asesinos silenciosos” como la hipertensión arterial o diabetes, afirma la Dra. Rosario Tapia, andróloga a cargo del Instituto de Medicina Reproductiva y Andrología.
Esto sucede en 38.6% de los hombres alrededor de 42 años en muchas partes del mundo, pero en México, los índices indican que puede ser en más del 40%, y se debe a que a partir de los 30 años hay una pérdida de 10% de testosterona, promedio que declina aún más con cada década que pasa.
Por si fuera poco, este periodo en la vida del hombre conocido como andropausia, -similar a la menopausia en la mujer-, al reducirse la producción hormonal, “no la padece tanto el hombre, sino los que conviven a su alrededor ante sus pésimas actitudes”.
De hecho, “hay como una pérdida gradual en el manejo de los espacios y hasta se vuelven verborréicos, más impositivos, gruñones y es peor en quienes fuman o consumen alcohol”, pero tampoco es una condición que sea aceptada por muchos médicos, “porque la pérdida hormonal es cosa de mujeres, dicen”.
Sin embargo, el Undecanoato de Testosterona Inyectable, con el nombre comercial de Nebido, es un tratamiento efectivo contra la deficiencia de andrógenos, como se conoce al padecimiento.
Sólo restringido si hay problemas de próstata, “administrado cada tres meses bajo prescripción médica, esta terapia devuelve el libido y la potencia sexual, incluso la masa muscular y sobre todo, hay una mejor actitud del hombre ante la vida”.
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