A medida que pasa el tiempo nuestro cuerpo va cambiando. La gente va sintiendo que los años dejan estragos en el organismo, sobre todo cuando no se ha puesto suficiente atención en la prevención.
El estreñimiento crónico es uno de los problemas gastrointestinales más frecuentes, sobre todo en las mujeres mexicanas. Se sabe que el 56 por ciento de las mexicanas lo padece, a diferencia de un 44 por ciento en los hombres.
Pero este problema aumenta a medida que pasan los años. Hasta una quinta parte de la población de la tercera edad viven con este trastorno, lo cual llega a generar importantes efectos en la calidad de vida.
De acuerdo con el Dr. Rodolfo Albrecht, Médico Geriatra y Director Médico de la Residencia Gerontológica y Centro de Día del Refugio de los Ángeles en Puebla, “los adultos mayores son cinco veces más susceptibles que los adultos jóvenes de padecer estreñimiento crónico, mismo que se vuelve más común a partir de los 64 años de edad”.
De hecho, agregó que “el porcentaje de personas afectadas por estreñimiento crónico se duplica entre aquellas que tienen entre los 65 y 75 años de edad. En esta población, además de afectar la calidad de vida, entorpece su desarrollo social y la capacidad para realizar actividades diarias.”
El estreñimiento crónico no es una consecuencia fisiológica del envejecimiento, sin embargo se considera que los cambios en el estilo de vida y hábitos alimentarios, así como la disminución de la movilidad, las enfermedades que se llegan a tener y su tratamiento, alteran la función intestinal y pueden contribuir al incremento de incidencia en el grupo de adultos mayores los cuales pueden estar hospitalizados o en asilos.”
¿Cómo se presenta este problema?
De acuerdo con el Dr. Albrecht, “existen una gran variedad de factores que pueden asociarse al Estreñimiento Crónico en el adulto mayor, tales como el uso de medicamentos, las neuropatías, las miopatías, la obstrucción mecánica y las enfermedades metabólicas, entre otros. Así como un mal tratamiento puede ir complicando cuadro hasta generar enfermedades de otro tipo como hemorroides, fisura anal, prolapso, úlceras y fístula.”
Afirmó que “se contemplan distintos niveles de tratamiento que deberían aplicarse de una forma secuencial. Se debe educar a las personas sobre cómo reconocer y responder a la urgencia de defecar. Facilitar el acceso al sanitario y la privacidad necesaria para una correcta defecación. Se debe recomendar que a las personas que intenten evacuar su intestino poco después de despertarse por la mañana ó 30 minutos después de las comidas para aprovechar el reflejo gastro-cólico.”
Además, es sumamente importante mejorar la dieta con alimentos ricos en fibra, frutas y verduras, arroz integral; y permanecer en movimiento para que el cuerpo se sienta revitalizado y recobre su movilidad.