Los seres humanos somos seres sociales. Desde el momento en que nacemos hasta que morimos estamos en contacto con otras personas. Además, interactuamos en diferentes ámbitos como el familiar, escolar, laboral y social, por mencionar algunos. En otras palabras, siempre estamos rodeados de alguien. Sin embargo, algunas de nuestras relaciones interpersonales pueden ser profundas como en el caso de un amigo cercano, nuestra pareja o nuestros familiares, pero también puede tratarse de relaciones superficiales, que sería el caso de algún compañero de trabajo o el amigo de un conocido.
Al estar rodeados de personas, los seres humanos buscamos caer bien los demás, queremos que simpaticen con nosotros. Cuando esto no sucede, y por el contrario somos rechazados o ignorados, nos sentimos mal con nosotros mismos. Es justo ahí donde surge el miedo de no agradar a los demás. No obstante, es importante aclarar que sentirse así es algo que nos pasa a todos y es una situación que tenemos que enfrentar.
Una parte del miedo a no agradar a otras personas está relacionado con que nos damos cuenta que caerle bien a los demás no sólo nos hace más ameno nuestro día a día, sino que nos hace sentirnos bien con nosotros mismos. Por el contrario, cuando sentimos que no le caemos bien a alguien con quien estamos conviviendo, creemos que esto llega a dificultar la actividad que hacemos o, simplemente, nos hace sentir mal.
Muchas personas podrán preguntarse ¿por qué siento yo ese miedo? Bueno, primero que nada, es importante saber que es muy común que todos en algún momento sintamos miedo por querer agradar o caerle bien a otra persona. Pero aunque este es un sentimiento normal, cuando este miedo se intensifica o nos impide actuar de acuerdo a nuestra personalidad, es cuando hay que poner especial atención para que este sentimiento no nos cause un gran malestar.
Este sentimiento de miedo se origina, principalmente, al sentirnos inseguros, ya que cuando esto ocurre, dudamos tanto de las decisiones que tomamos como de nuestras acciones. Es decir, nos preocupamos en exceso por lo que la otra persona vaya a pensar de nosotros y de ahí que nos dé miedo que nos rechacen.
Además, existe un factor emocional adicional que es la baja autoestima, la cual se puede definir como el amor que tenemos hacia nosotros mismos. Cuando uno no se quiere lo suficiente, se siente inseguro y no confía en lo que hace o deja de hacer. Busca continuamente la aprobación de los demás lo cual le ocasiona sentimientos de frustración.
¿Cómo detectar este miedo de no agradar a los demás? Cuando nos damos cuenta que no actuamos de acuerdo a lo que somos y pensamos en realidad, sino todo lo contrario, con tal de sentirnos aceptados. Esto lo podemos superar trabajando nuestra autoestima, autoimagen, así como la seguridad en nosotros mismos.
Algunos consejos que te pueden ayudar a superar este miedo son:
- Acéptate a ti mismo, ya que si estás a gusto contigo mismo, transmites un sentimiento de seguridad que te hace sentir bien y además es atractivo para las demás personas.
- No tengas miedo a equivocarte, a todos nos pasa, nadie es perfecto.
- No trates todo el tiempo de cumplir las expectativas de los demás, acuérdate que primero estás tú.
- Confía en ti y en lo que haces.
- No te autorreproches cuando algo no sale como te lo esperabas, ya tendrás otra oportunidad para volver a intentarlo.
- Sé tú mismo, las personas se dan cuenta cuando intentas ser alguien que no eres.
- Conoce tus virtudes y tus defectos, es decir, ¡conócete!
- Por último, acuérdate que es imposible agradarle a todas las personas. Cada uno de nosotros tenemos una personalidad única que nos hace ser especiales y que puede haber ocasiones en que ésta no sea afín con la de otras personas.