En el estudio más grande hasta la fecha sobre la pérdida de audición entre los adultos hispanos en los Estados Unidos, los investigadores han encontrado que alrededor de uno de cada siete tiene pérdida de audición, una cifra similar a las tasas de prevalencia de la población en general.
El estudio también analizó las diferencias entre los subgrupos y encontró que los hispanos de origen puertorriqueño tienen la tasa más alta de pérdida de audición, mientras que los estadounidenses de origen mexicano tienen la más baja. El estudio identificó varios factores de riesgo potenciales para la pérdida de audición, como la edad, el sexo, el nivel de educación, los ingresos, la exposición al ruido y la diabetes. El estudio, apoyado por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés de National Institutes of Health), fue publicado en el Internet el 28 de mayo por la Revista de la Asociación Médica Norteamericana de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (JAMA Otolaryngology–Head and Neck Surgery).[recuadro]
Datos destacados
Otros descubrimientos del estudio hicieron eco de lo que se ha observado en la totalidad de población:
- Edad: Las personas entre los 45 y 64 años de edad tuvieron 5 veces más probabilidad de tener pérdida de audición que las personas entre los 18 y 44 años de edad. El efecto fue aún más pronunciado para aquellas personas entre los 65 y 74 años, que tuvieron 18.5 veces más probabilidad de tener problemas de audición que el grupo de los adultos más jóvenes entre los 18 y 44 años de edad.
- Sexo: Los hombres tuvieron 66% más probabilidad que las mujeres de tener una pérdida de audición.
- Exposición a ruidos fuertes: Las personas expuestas a ruidos fuertes tuvieron aproximadamente un 30% más probabilidad de tener pérdida de audición.
- Niveles educativos y de ingresos: Las personas que habían terminado una educación a nivel de bachillerato tuvieron 30% menos probabilidad de tener pérdida de audición en comparación con aquellas que no habían terminado; las personas que ganan más de $75.000 tuvieron un 42% menos probabilidad de ser afectadas por la pérdida de audición que las personas que ganan menos de $10,000.
- Diabetes y prediabetes: Las personas con diabetes y prediabetes tenían respectivamente, un 57 y 37% más probabilidad de tener pérdida de la audición.
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«La pérdida de audición puede afectar la calidad de vida en general y se ha vinculado a la depresión y la demencia en los adultos mayores«, indicó el Dr. James F. Battey, Jr., MD, Ph.D., director del Instituto Nacional de la Sordera y otros Trastornos de la Comunicación (NIDCD, National Institute on Deafness and Other Communication Disorders por sus siglas en inglés) de los NIH, que en parte apoyó el trabajo. «Este estudio presenta un cuadro detallado de la pérdida de audición entre un grupo grande y diverso de participantes hispanos y señala algunos de los factores de riesgo. Con este conocimiento, se pueden desarrollar nuevas estrategias de intervención para ayudar a satisfacer las necesidades de comunicación de esta creciente población en los Estados Unidos«.
Aproximadamente el 15% de los adultos estadounidenses mayores de 18 años reportan una pérdida de audición, según los estudios que han analizado la población en general. El estudio actual analizo los datos recopilados como parte de un estudio más grande patrocinado por los NIH, el Estudio de la Salud de la Comunidad Hispana/Estudio de los Latinos (HCHS/SOL, por sus siglas en inglés de Hispanic Community Health Study/Study of Latinos). En el estudio participarón 16,415 hispanos de 18 a 74 años de edad, que viven en barrio del Bronx en Nueva York, y en las ciudades de Chicago, Miami y San Diego. Los participantes representan un amplio rango de procedencias, que incluyen Centroamérica, Cuba, República Dominicana, México, Puerto Rico y América del Sur. El HCHS/SOL, lanzado en 2006 por el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI, por sus siglas en inglés National Heart, Lung, and Blood Institute), parte de los NIH, fue diseñado para entender la prevalencia de las enfermedades cardiovasculares y los factores de riesgo entre la población hispana.
La capacidad auditiva de los participantes se determinó haciéndolos escuchar tonos en diferentes niveles y sacando un promedio de sus umbrales de audición en cada oído, en cuatro niveles diferentes que van de menor a mayor. Se consideró que una persona tenía pérdida de audición si su umbral auditivo promedio era mayor de los 25 decibeles (parecido al sonido de las hojas moviéndose en el viento) por lo menos en un oído.
Los resultados mostraron que, en general, el 15.1% de los hispanos tenían pérdida de audición en un oído y aproximadamente la mitad de ellos, un 8.2%, tenían pérdida de audición en ambos oídos. El análisis también evaluó la prevalencia de la pérdida de audición entre los diferentes subgrupos. La pérdida de audición era más alta entre las personas de origen puertorriqueño. Más del 21% de este subgrupo tenía pérdida de audición en un oído y más del 12% en ambos oídos. La tasa más baja de pérdida de audición se observó entre los estadounidenses de origen mexicano, donde aproximadamente el 11% tenía pérdida de audición en un oído y el 6% en los dos oídos.
«Entender la prevalencia y los factores de riesgo asociados con la pérdida de audición en la comunidad hispana es esencial para ayudar a retrasar el avance de este problema y desarrollar opciones de tratamiento«, indicó Howard J. Hoffman, M.A., coautor del estudio y director de epidemiología y estadística en el NIDCD.
Los investigadores llevaron a cabo encuestas en inglés y en español para identificar los factores de riesgo que podrían estar asociados con la pérdida de audición, como el nivel de educación, el nivel de ingresos, la exposición al ruido, las enfermedades cardiovasculares y el tabaquismo. Se midieron la altura y el peso de los participantes para evaluar el índice de masa corporal (IMC) y se midió la diabetes mediante pruebas en ayunas de glucosa en la plasma.
Al diferencia de los resultados obtenidos de investigaciones previas realizadas en la población en general, el tabaquismo, la obesidad, los accidentes cerebrovasculares y los antecedentes de enfermedades cardiovasculares no se asociaron significativamente con una mayor probabilidad de pérdida de audición, lo que sugiere que las diferencias culturales o étnicas podrían impactar las contribuciones relativas de estos factores de riesgo en las diferentes poblaciones. Los autores del estudio señalaron que se requieren más investigaciones para determinar si hay variables sociales, ambientales o genéticas que podrían explicar estas diferencias.
«Ahora que hemos identificado algunos factores de riesgo potenciales entre los hispanoamericanos, tenemos que seguir con estudios a largo plazo que determinarán si estos factores modificables predicen el desarrollo de los problemas de audición«, explicó la Dra. Karen J. Cruickshanks, Ph.D., autora principal del estudio y profesora de ciencias de la salud poblacional en la Universidad de Wisconsin, Madison.