La reunión «La salud universal en el siglo XXI: 40 años de Alma-Ata» tiene lugar en vísperas del Día Mundial de la Cobertura Universal (12 de diciembre) y a 40 años de la primera conferencia internacional sobre atención primaria de la salud que se desarrolló en 1978 en Alma-Ata, Kazajistán. Ese encuentro, y su declaración, impulsaron los valores del derecho a la salud, la equidad y la solidaridad, y cambiaron la manera de organizar los servicios de salud, al ampliar el modelo médico para incluir los factores sociales y económicos, y reconocer que las acciones de numerosos sectores, como las ONG, podían mejorar la salud de la población.
Con la participación de casi 200 líderes políticos, representantes de la sociedad civil y expertos de una treintena de países de las Américas, comenzó este 11 de diciembre de 2017 en Quito, Ecuador una reunión regional de alto nivel sobre salud universal, organizada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en colaboración con el Gobierno de Ecuador.
El encuentro, que se extenderá hasta el martes, tiene por objetivo crear espacios de reflexión y debate acerca del futuro de los sistemas de salud y forjar alianzas estratégicas para transformar los sistemas de salud con el fin de lograr la meta de salud universal para 2030, como se comprometieron los países del mundo en la nueva Agenda de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y en diversas estrategias de la OPS y de la Asamblea Mundial de la Salud.
La Directora de la OPS, Carissa F. Etienne, afirmó que «la generación de alianzas es clave para lograr la salud universal sin dejar a nadie atrás«, y llamó a «empoderar a las personas y a las comunidades» para que sean parte del cambio necesario para alcanzar la salud para todos.
La salud universal supone que todas las personas, sobre todo aquellas en situación de especial vulnerabilidad, no importa dónde estén, tengan acceso a una atención en salud eficaz y de calidad, y que estén protegidas de sufrir dificultades financieras en caso de necesitar atención en salud.
En América Latina y el Caribe el 30% de la población no tiene acceso a la atención de salud por motivos económicos y el 21% no busca atención debido a barreras geográficas. «Ampliar la cantidad de personas con cobertura y acceso a la salud generará resultados positivos en la salud de la población, pero también, progreso económico y prosperidad«, aseveró Etienne, tras destacar la necesidad de «buscar soluciones innovadoras para responder al contexto del siglo XXI«.
A su turno, la ministra de Salud de Ecuador, Verónica Espinosa, manifestó que «la Constitución del Ecuador garantiza la salud como un derecho» y subrayó que el sistema de salud del país tiene un enfoque familiar y comunitario que posiciona al usuario en el centro de la atención.
Espinosa compartió la experiencia de la estrategia del Médico del Barrio, una iniciativa para la captación puerta a puerta de los grupos más vulnerables con el fin de mejorar su salud y prevenir enfermedades. El equipo del Médico del Barrio lo integran, entre otros, un técnico de atención primaria de salud, quien permite vincular el sistema de salud con la comunidad.
«La medicina no nos pertenece solo a los médicos«, reflexionó Espinosa, y pidió a los delegados participantes «seguir fortaleciendo alianzas estratégicas y compartiendo experiencias y lecciones aprendidas que apoyan la toma de decisiones de los Estados«. La Estrategia Médico del Barrio, dijo, se inspiró en experiencias de Brasil, Venezuela y Cuba.
Mariano Nascone, Director de Asuntos Sociales de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), sede del encuentro, señaló que las políticas activas de inclusión social de los Estados pueden contribuir a lograr la salud universal en la región más desigual del mundo. «Hemos aprendido que en momentos de recesión económica la salud no puede ser la variable de ajuste, hacerlo es ajustar la calidad de vida de las personas y el desarrollo de los países«, sostuvo.
Avances desde Alma-Ata
40 años después de la Declaración de alma-Ata, los países de las Américas han avanzado hacia una cobertura y un acceso universal en salud, y hacia la mejora de la calidad de los servicios de salud, el acceso a medicamentos esenciales y la disponibilidad de tecnología para salvar vidas. Sin embargo, cada país tiene sus necesidades específicas y quedan muchos retos pendientes.
La Directora de la OPS, quien es además Directora regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aclaró que ampliar la cobertura y el acceso a la salud no puede verse solamente en términos financieros. «Hay que asegurar que los recursos sean usados de forma eficiente y justa«, manifestó.
Como resultado del encuentro, se espera el lanzamiento mañana 12 de diciembre de un movimiento de abogacía que durante 2018 analizará los desafíos y brechas en el avance hacia la salud universal en las Américas, y elaborará recomendaciones que contribuirán a lograr el acceso y la cobertura de salud para todos en 2030.