Un esfuerzo conjunto frente a lo que representa un serio desafío para la salud, la seguridad alimentaria y el desarrollo el pasado 21 de septiembre de 2016 los líderes mundiales centraron su atención en cómo detener la propagación de las infecciones resistentes a los medicamentos antimicrobianos.
La resistencia a los antimicrobianos (AMR, por sus siglas en inglés de Antimicrobial resistance) se produce cuando las bacterias, virus, parásitos y hongos desarrollan resistencia frente a los medicamentos que anteriormente eran capaces de curarlos.
Por vez primera, los Jefes de Estado se comprometieron a adoptar una estrategia de amplio alcance y coordinada para abordar las causas fundamentales de la AMR en múltiples sectores, en especial en la salud humana, la salud animal y la agricultura. Se trata tan solo de la cuarta ocasión en que la Asamblea General de las Naciones Unidas ha abordado una cuestión relacionada con la salud: en ocasiones anteriores lo fueron el VIH, las enfermedades no transmisibles y el Ébola. La reunión de alto nivel fue convocada por el Presidente del 71º período de sesiones de la Asamblea General, S.E. Peter Thomson.
«La resistencia a los antimicrobianos amenaza la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y requiere una respuesta global«, afirmó el Sr. Thomson. «Los Estados miembros han acordado hoy una sólida declaración política que proporciona una buena base para la comunidad internacional para avanzar. Ningún país, sector u organización puede abordar este problema por sí solo«, añadió.
Los países reafirmaron su compromiso de desarrollar planes nacionales de acción frente a la AMR, basándose en el Plan de acción mundial sobre la resistencia a los antimicrobianos: el proyecto desarrollado en 2015 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE).
Estos planes resultan necesarios para comprender toda la magnitud del problema y acabar con el mal uso de medicamentos antimicrobianos en la salud humana, sanidad animal y agricultura. Los líderes reconocieron la necesidad de contar con sistemas más robustos para controlar las infecciones resistentes a los medicamentos y el volumen de antimicrobianos utilizados en seres humanos, animales y cultivos, así como en intensificar la cooperación internacional y disponer de mayor financiación.
Por ello se comprometieron a fortalecer la regulación de los antimicrobianos, a mejorar el conocimiento y conciencia, promover las mejores prácticas, además de fomentar enfoques innovadores utilizando alternativas a los antimicrobianos y nuevas tecnologías para el diagnóstico y las vacunas.
“La resistencia a los antimicrobianos supone una amenaza fundamental para la salud humana, el desarrollo y la seguridad. Los compromisos asumidos hoy deben traducirse ahora en medidas inmediatas y eficaces para salvar vidas en los sectores de la salud humana, animal y ambiental. Se acaba el tiempo”, señaló Margaret Chan, Directora General de la OMS.
Las infecciones comunes y potencialmente mortales como la neumonía, la gonorrea y las infecciones postoperatorias, así como el VIH, la tuberculosis y la malaria, son cada vez más difíciles de tratar debido a la AMR. Si no se controla, se prevé que la AMR tenga consecuencias muy significativas a nivel social, económico y de seguridad sanitaria, que perjudicarán gravemente el desarrollo de los países.
El elevado nivel de AMR registrado actualmente en el mundo es consecuencia del abuso y mal uso de los antibióticos y otros antimicrobianos en seres humanos, animales (incluyendo los peces cultivados), y cultivos, así como de la propagación de los residuos de estos medicamentos en el suelo, los cultivos y el agua. En el contexto más amplio de la AMR, la resistencia a los antibióticos se considera como la amenaza global más importante y urgente, que necesita de la atención internacional y nacional.
“La AMR no solo es un problema en nuestros hospitales, sino también en nuestras explotaciones agrícolas y nuestros alimentos. La agricultura debe asumir su cuota de responsabilidad, utilizando los antimicrobianos de manera más responsable y reduciendo la necesidad de usarlos, y manteniendo una buena higiene en las granjas”, afirmó José Graziano da Silva, Director General de la FAO.
“Unos antibióticos eficaces y accesibles son tan vitales para la protección de la salud y el bienestar animal como para la salud humana. Instamos a las autoridades nacionales a apoyar firmemente a todos los sectores involucrados, mediante la promoción del uso responsable y prudente, las buenas prácticas y la aplicación de las normas y directrices establecidas”, aseguró Monique Eloit, Directora General de la OIE.
Los líderes presentes en la reunión de las Naciones Unidas convocaron a la OMS, la FAO y la OIE, en colaboración con bancos de desarrollo como el Banco Mundial y otras partes interesadas, para que coordinen su planificación y acciones e informen a la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2018.
Los países convocaron a una mejor uso de las herramientas rentables ya existentes para la prevención de infecciones en seres humanos y animales. Entre ellas la inmunización, el agua potable y el saneamiento, y una buena higiene en los hospitales y la cría de animales. También resulta fundamental la puesta en marcha de sistemas para garantizar un uso más adecuado de nuevos antibióticos y de los ya existentes.
Además, pusieron de relieve las deficiencias del mercado, y solicitaron nuevos incentivos para la inversión en investigación y desarrollo de medicamentos nuevos, eficaces y asequibles, pruebas de diagnóstico rápido, y otras terapias importantes para sustituir a aquéllas que están perdiendo fuerza.
Destacaron igualmente que el acceso a antibióticos, vacunas a un precio accesible y otras nuevas herramientas médicas ya existentes deberían ser una prioridad mundial y tomarse en cuenta en las necesidades de todos los países.